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Reportaje:

Herrera, un tesoro

El centrocampista del Athletic empieza a vencer con Bielsa su distancia con el gol

"Para un técnico, Ander es un tesoro. Un tesoro auténtico: carácter, personalidad, inteligencia, afán de ayudar, ambición y capacidad para transmitir las ideas del entrenador a sus compañeros: las que sean, dos o tres. Eso es un tesoro". Quien lo define así es Luis Milla, el seleccionador sub 21 de España, que lo tuvo a sus órdenes en varias categorías inferiores y, sobre todo, en el Campeonato de Europa sub 21, que consagró en Dinamarca a La Rojita.

Ander Herrera era un clarísimo objeto de deseo del fútbol español desde que debutó en la Primera División con el Zaragoza en la temporada 2009-2010. Era la perla de la cantera blanquilla, aunque había nacido en Bilbao, y Herrerita, otro rojiblanco de pro, su padre, era director deportivo del club aragonés. "Nosotros teníamos claro que era un jugador más que interesante para el Athletic", recuerda Fernando García Macua, el presidente del club cuando se procedió a su contratación, "y lo intentamos cuando el chico tenía apenas 19 años. Pero el Zaragoza le impuso la cláusula de la cantera. No quería venderlo y, aunque estábamos dispuestos a presentar la cantidad en la LFP, el montante de la operación [entre 17 y 19 millones de euros] excedía de nuestras posibilidades".

"Las condiciones de su fichaje las escribimos en unos tarjetones con un garabato"

Lo que estaba claro es que Ander Herrera estaba llamado a sobreponerse a los apuros del Zaragoza, un club que lleva metido en los tuétanos y al que rinde muchos de sus sentimientos. El Athletic era una opción que también le corría por la sangre. Herrerita nunca pudo cumplir el sueño que logró su hijo cuando se vistió la camiseta del Athletic en su presentación como nuevo futbolista rojiblanco. "Ahora estoy en el club que siempre quiso mi padre", dijo el muchacho, que honraba así su pasado y su futuro.

A Ander Herrera perfectamente se le podría apodar Baby Face. Tiene 21 años y todo apunta a que, como a otros futbolistas, como Solskjaer o López Ufarte, los años le platearán las sienes, pero nunca le quitarán la cara de niño.

Las críticas a Ander Herrera tenían que ver con su poca aparición en el gol. Nunca fue un goleador. Su máximo registro fueron siete goles en 28 partidos con el juvenil del Zaragoza en la Liga Nacional. Luego, jamás se movió de entre los dos o tres por temporada. Era la distancia que le separaba de la posibilidad de ser una figura para quedarse en solo un buen futbolista.

El baúl del tesoro tenía muchos misterios. "En el Europeo sub 21 se reveló como un llegador en un torneo corto. "Ahora, con Marcelo Bielsa, está creciendo porque le va su fútbol, su exigencia", dice Milla. En una semana se ha estrenado como goleador en la Liga Europa y en la Liga española.

Una semana pletórica para un joven que fue muy deseado por muchos equipos y acabó en el club de su padre; con un entrenador, Bielsa, del que sus compañeros argentinos del Zaragoza le hablaban maravillas, y con unos compañeros a los que ya les da el soniquete en el campo. "A mí me gusta apoyar a los míos. Nunca critico a nadie cuando hablo en el campo. Solo aviso, ayudo, animo, propongo", decía en Dinamarca con la selección sub 21, que fue la campeona europea. Si algo hubiera que corregirle es el exceso de carácter, que le conduce a veces a tarjetas innecesarias, más fruto de la adrenalina que de la táctica. "Pero va en su personalidad", matiza Milla.

Hasta su manera de llegar al Athletic fue tradicional. "En el segundo intento, cuando el Zaragoza ya estaba dispuesto a negociar su venta, y con muchos clubes revoloteando en las ofertas, me reuní", recuerda García Macua, "con Agapito Iglesias, el presidente del Zaragoza, en el hotel Los Agustinos, de Haro. Era una noche infernal, de nieve y frío, y estuvimos hablando desde las seis hasta las once y media. Entonces firmamos en dos tarjetones de presidente que yo tenía en la chaqueta las condiciones del contrato y garabateamos nuestra rúbrica. Con eso valió hasta el día siguiente, cuando ya hicimos las cosas como es debido. Con algunos clubes aún se puede hacer este tipo de cosas, basadas en la palabra dada", recuerda Macua.

Herrera estuvo al corriente de todas las negociaciones y, una vez confirmado su fichaje por el Athletic, siguió jugando con el Zaragoza. "Solo estuvimos dos minutos con él en el vestuario cuando nos enfrentamos en La Romareda", añade.

Baby Face es hoy el mejor socio de Muniain, con el que ensaya jugadas al primer toque, y el alma de un centro del campo que adora su dinamismo. "Tiene características de entrenador" concluye Milla, "y está creciendo en un club que le va como anillo al dedo". Un tesoro.

Ander Herrera y Messi, enzarzados por la pelota.
Ander Herrera y Messi, enzarzados por la pelota.TXETXU BERRUEZO

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