Derribar barreras con los dedos

Cuando Michel Camilo dice que está "al servicio de la música" es porque ha consagrado su vida a recorrerla a bordo de su más fiel compañero: el piano. "Es mi mejor amigo y mi peor enemigo. Si no le dedicas las horas suficientes, no duda en hacértelo pagar", comenta. Camilo llega al Auditorio Nacional con un programa inspirado en el París de principios del siglo XX. Respighi, Villa-Lobos, Gershwin y Falla conforman un menú de tintes multiculturales, como la propia trayectoria del pianista.

Dominicano de nacimiento, atado al piano desde los cuatro años, fue el miembro más joven de la Orquesta Nacional de su país con 16 años. Luego un percusionista neoyorquino le descubrió los garitos del jazz de la gran manzana y alimentó su fascinación por aquella música basada en la improvisación. "Nunca he creído en la barrera entre los diferentes estilos. Entre otras cosas porque esas barreras ya habían caído hace mucho tiempo con Ravel, Debussy y Stravinski", comenta el pianista, autor de bandas sonoras con Fernando Trueba, pianista acompañante con Ana Belén cantando a Lorca, compañero de giras de Tomatito -con el que prepara un tercer disco- y exitoso compositor.

Visita Madrid con frecuencia, porque España es "su centro de operaciones". "Aquí he podido plasmar todos mis sueños sin barreras", comenta esta artista que cree que la música en tiempos de crisis "es más necesaria que nunca". "Después de los atentados del 11-S, muchos artistas cancelaron sus giras. Yo no. En tiempos de tristeza, es necesaria la música porque es el lenguaje del alma", explica.

Orquesta Nacional de España y Michel Camilo. 4, 5 y 6 de noviembre en el Auditorio Nacional. Entradas: de 4 a 29 euros.