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El plan de empleo sumergido apenas saca a la luz unos 3.000 empleos

La Seguridad Social suma 32.000 altas fuera de plazo en junio y julio, un 10% más

Manuel V. Gómez

El empleo sumergido se resiste a salir a la luz. El plan extraordinario del Gobierno para aflorar el trabajo que escapa al control de la Seguridad Social apenas ha logrado sacar a la luz unos 3.000 empleos. Si en junio y julio de 2010 se dieron unas 29.500 altas fuera de plazo en la Seguridad Social, este año la cifra ha sido de 32.527, apenas un 10% más, según datos a los que ha tenido acceso este diario. La diferencia es tan baja y poco significativa estadísticamente que incluso cabría cuestionarse si el plan ha tenido efecto alguno.

El pasado mayo el Gobierno abrió un periodo de gracia hasta el 31 de julio para que los empresarios que tuvieran empleados sin dar de alta en la Seguridad Social pudieran hacerlo sin ser sancionados ni pagar las cuotas que se tendrían que haber pagado desde que comenzó la relación laboral. Bastaba con que el empleador diera de alta al empleado con cualquier tipo de contrato. Es decir, una amnistía encubierta. Además, se anunció que desde el 1 de agosto las sanciones por las infracciones ante la Seguridad Social aumentarían considerablemente y se crearon sanciones nuevas como la prohibición de contratar con la Administración o la de acceder a ayudas públicas.

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Ni por esas. El empleo sumergido -algo muy complejo de cuantificar, la última estimación conocida, publicada por Funcas, habla de entre 4 y 4,7 millones de empleos entre 2005 y 2008- no aflora con intensidad. El propio diseño del plan hace difícil cuantificar el resultado final. No obstante, el más indicador más aproximado es ese de las altas fuera de plazo, apenas un 10% más que en el mismo plazo del año anterior.

También las altas totales de mayo, junio y julio son otro indicador en el que puede haber incidido el plan de empleo sumergido. Y este ha sido positivo en los tres meses: un 2,4% más, un 4,6% y un 3,9%, respectivamente. En todo caso, este capítulo está mucho más afectado por la situación económica de esos meses, que entonces era mucho mejor que la actual. Y así lo reflejaron los datos de paro registrado y afiliación y la encuesta de población activa.

Desde agosto, el Ministerio de Trabajo ha iniciado lo que llama la segunda fase del plan que consiste en intensificar el número de inspecciones en las empresas. En todo 2011, el plan de la Inspección de Trabajo ha previsto realizar 250.000 actuaciones, un 12,6% más que el año anterior, y este incremento se concentrará básicamente en la segunda mitad del ejercicio. De cumplirse con este objetivo, se supone que los inspectores de trabajo vigilarán a menos de una de cada cinco empresas que hay en España, según los datos de la Seguridad Social.

El plan de empleo sumergido fue uno de los compromisos que el Gobierno asumió ante las exigencias de Bruselas sobre cuentas públicas y mercado laboral. En principio, trató de pactarlo con sindicatos y empresarios, pero vista la dificultad de acercar las posiciones, el ministro Valeriano Gómez acabó por informarles de sus intenciones finales solamente. Gómez, consciente de que el plan era poco ambicioso, siempre se ha resistido a cuantificar los objetivos que perseguía el Gobierno. Él en sus planes iniciales pretendía ofrecer a los empresarios algún incentivo más junto a la amnistía encubierta, pero la resistencia de Hacienda a sumarse al plan dio al traste con su diseño.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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