Pequeños genios del jaque
Una competición de ajedrez congrega en Ourense a 300 talentos infantiles
De pronto casi 300 niños se dan la mano y el bullicio de la palabra deja paso al trabajo de las neuronas. "Es, sin duda, uno de mis momentos favoritos, cuando empiezan a jugar y hay un silencio sepulcral", confía Elías González Gil, responsable del Club Xadrez Ourense. Ayer tenía por delante uno de los mayores desafíos del año, organizar el Festival Internacional de Ajedrez, una cita anual que va por su cuarta edición y que congrega en la capital de las Burgas a niños de cinco a 16 años procedentes de diferentes puntos de Galicia y Portugal. Aun con la tensión propia de quien está al frente de un evento multitudinario Gónzalez encontró un instante para paladear la pasión por el ajedrez, una sosegada llamarada que ilumina a más jóvenes de los que cabría esperar en tiempos de videoconsolas. "A los niños que empiezan es un deporte que les llama la atención; de cara a los padres no es caro y además es atractivo porque hay un componente lúdico, pero también formativo", detalla.
La ciudad es la plaza fuerte de un emergente circuito escolar
"Es una ciencia y un juego, pero también un arte", dice González Gil
A veces el ajedrez se convierte también en una fiesta. Los 300 chicos, sus familias, todos los que se pasaron ayer por Expourense, así lo sintieron en un domingo que tuvo parte de competición y de reivindicación, de mostrar la fuerza del ajedrez en una ciudad que es ahora referencial, en la que nació y se forjó Iván Salgado, la sensación del momento, el Gran Maestro más precoz de España. "El otro día en el programa de televisión de Jordi Hurtado hicieron una pregunta sobre este tema y dijeron que era Paco Vallejo, pero no es cierto: Iván llegó a serlo a menos edad", puntualiza Elías González, que se enorgullece del trabajo de difusión realizado los últimos años en Ourense. "Hay una tradición formada a partir de tantas partidas en el Liceo, el Ateneo o la Casa da Xuventude. Ahora además tenemos a alguien de primer nivel como espejo en el que mirarse los pequeños como es Iván. Y tenemos también más de 20 colegios en los que enseñamos ajedrez como actividad extracurricular o un centro de tecnificación para los niños que quieren dar el salto tras el primer año y desean prepararse un poco más".
Ourense es una plaza fuerte dentro del emergente circuito escolar gallego, que comenzó a disputarse hace seis años, pero ha experimentado un importante impulso desde 2008. Este año agrupa 16 pruebas de mayo a noviembre. La de ayer fue la penúltima estación antes de la última cita prevista para el domingo en Rianxo. Desde A Guarda a Ferrol, en Vilagarcía, Arteixo, Pontevedra, Lalín o Mondariz, el circuito da vuelo al vivero ajedrecístico gallego, a pequeños que encuentran en esta iniciativa de la Federación Gallega una oportunidad para crecer con la competición, para gozar también de la vertiente social del ajedrez.
"Debemos desterrar la imagen del chico de gafas de pasta, resabiado y repelente. Los niños que juegan en el circuito son de lo más normal para su edad, juegan a la pelota cuando no están ante el tablero, son dicharacheros, despiertos, majos", describe el responsable del Club Xadrez Ourense, uno de los más activos de los 87 de Galicia que vertebran una disciplina con más practicantes de los que se puedan listar federativamente.
Con todo, emergen de manera pautada una serie de competiciones más allá de las partidas de bar. La base se agrupa en el circuito escolar, los senior en cinco categorías en las que se integran 202 equipos. No resulta complicado conformar uno. Seis amigos acostumbrados a citarse en una cafetería para jugar pueden agruparse, federarse y empezar a hacer camino en la Cuarta División. Posiblemente entre todos no se gasten ni mil euros al año. "Seguramente el nuestro sea el deporte más practicado del planeta", presume González Gil, que ha dejado de lado la competición para trabajar con la cantera y hacer proselitismo del ajedrez. "Es una ciencia y un juego, pero también un arte porque ofrece un territorio propio para la expresión. Se puede disfrutar mucho al margen del nivel que tengas y para los niños es una actividad ideal porque les obliga a concentrarse, a aprender a distribuir el tiempo y les forma en carácter y en valores: saben que si toman una decisión no hay vuelta atrás y que por eso cada paso que den tiene que estar razonado".
En ese proceso formativo ocurre que en ocasiones surgen genios a los que encarrilar. Ayer abundaban en Ourense los chavales de seis, siete u ocho años que mostraban ante el tablero un nivel inopinado. "El campeón gallego sub-8, Martín Gómez Carreño podría derrotar al 95% de los adultos del planeta", sostiene Elías González Gil, que vuelve la vista sobre las amplias mesas con tableros y vislumbra en los ojos de los chicos "una mirada llena de cosas". "Lo que buscamos con festivales como éste es mostrar un escaparate, que se vea, que se nos conozca".
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