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Reportaje:

Diez años de masa crítica

La Sede de la Universidad de Alicante, en Canalejas, alberga actos y reuniones de diversos colectivos y asociaciones culturales

"Vengo a la Sede a ver qué hay hoy". La frase se repite cada tarde por parte de algunas de las personas que se acercan discretamente hasta la antigua Escuela de Comercio de Alicante, frente al parque de Canalejas, para ir a algunas de las múltiples actividades que ofrece la Sede de la Universidad de Alicante: seminarios, cine, charlas, debates, talleres, música.

La Sede acaba de cumplir diez años y se ha convertido en un lugar de encuentro, una "plaza pública, un foro o una sede cultural del siglo XXI", en palabras de Manuel Alcaraz, su primer director. Durante su singladura ha acogido centenares las actividades: desde un taller sobre El mecanismo de un botijo, a los tradicionales Premio Maissonave, con motivo del Día de la Constitución, las clases de la Universidad Permanente o el acto de la anulación, por parte del Gobierno, de la condena a muerte al poeta Miguel Hernández el año pasado.

Soler: "La Sede peligra, por eso debemos indignarnos"
El exdirector Manuel Alcaraz la define como la plaza pública

Para conmemorar el décimo aniversario la actual directora, Catalina Iliescu, ha lanzado un concurso de fotografías y otro de relatos sobre Y tú ¿qué recuerdas de la Sede? Además, de una mesa redonda que se celebró hace unas semanas en la que participaron los promotores y los sucesivos responsables de la institución. "La Universidad de Alicante tenía la necesidad absoluta de crear un centro cultural en el casco histórico", dijo el profesor Emilio Soler, exdirector de la Sede. En el debate coincidieron en destacar que la clave de su éxito radica en ser un espacio de debate "abierto a todos" un "lugar de encuentro para multitud de colectivos", recordó el exvicerrector José Carlos Rovira, que citó a los gays, las feministas, a colectivos de jóvenes o de discapacitados. Otro vicerrector, Jesús Pradells, cifró en más de mil las actividades anuales que alberga este edificio que es ya "un patrimonio ciudadano" con un público "rebelde y comprometido". Según Pradells la Sede es sinónimo de "participación, libertad de expresión, pensamiento crítico y cultura en su acepción más humanista".

Pero no todo fueron alegrías. Soler advirtió de que en los tiempos actuales de crisis económica y reducción del gasto en las Administraciones un proyecto como el de la Sede "peligra". "Algunos plantearán pronto acabar con esta iniciativa, por eso debemos indignarnos para que esto siga", advirtió antes de apostillar: "Cuando los nubarrones de la crisis acechan, voces profundas desde las alcantarillas pueden plantear que esto no siga, pero una Universidad forma personas y debe tener una dimensión social".

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Por eso, los amigos de la Sede se conjuraron para seguir adelante con esta aventura cultural, y pese a las dificultades económicas, seguir preguntándose: ¿Qué acto hay para hoy?

Teresa Fernández de la Vega entrega el reconocimiento del poeta Miguel Hernández a su nuera y a su nieta, en 2010.
Teresa Fernández de la Vega entrega el reconocimiento del poeta Miguel Hernández a su nuera y a su nieta, en 2010.EFE

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