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Primeros pasos de la terapia en pacientes

La investigación con células madre embrionarias ha seguido un ritmo vertiginoso desde que un equipo de la Universidad de Winsconsin (EE UU), dirigido por James Thomson, lograra aislar por primera vez líneas celulares de embriones humanos. El 6 de noviembre de 1998 la revista Science publicó el hallazgo y en octubre de 2010, 12 años más tarde, se anunció el primer ensayo clínico basado en esta terapia.

La empresa Geron obtuvo los permisos de las autoridades sanitarias estadounidenses para comprobar si células nerviosas obtenidas a partir de células madre embrionarias pueden regenerar la columna vertebral. Para ello, se escogió a 10 personas con lesiones medulares graves. Advanced Cell Technology (ACT) recibió poco más tarde el visto bueno a dos ensayos para tratar con células oculares, obtenidas también de células embrionarias, a pacientes con problemas degenerativos de retina. Hace un mes, Reino Unido dio autorización a ACT para probar el tratamiento con 12 enfermos ingleses.

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De momento, son solo cuatro ensayos en sus primeras etapas. Se trata de trabajos experimentales que apenas han comenzado a evaluar la seguridad y tolerancia de las terapias. Aún se tardará tiempo en evaluar la eficacia de los tratamientos, pero ya están llegando a la cama de los enfermos.

Alternativas

Los detractores de las células embrionarias humanas presentan como alternativa el uso de células madre que no implican destruir embriones, como las adultas o las iPS (células madre de pluripotencia inducida). Las primeras centran la práctica totalidad de los ensayos clínicos (más de 3.000) que se desarrollan en esta parcela. Se conocen desde hace 40 años, pero en todo este tiempo han demostrado una limitada capacidad de regenerar órganos o de diferenciarse en los distintos tipos celulares.

Los iPS se obtienen de la piel o el pelo y tras un proceso de reprogramación adquieren la versatilidad de las células madre embrionarias. Pero es una tecnología demasiado reciente (2006) y presenta problemas que aún hacen inviable su aplicación en humanos. De ahí la importancia que los investigadores dan a seguir trabajando y patentando procesos con células embrionarias. "Siguen siendo el modelo perfecto de la pluripotencia y a lo que las iPS deben parecerse", comenta Anna Veiga, del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona.

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