Barcos contra viento y mareas
El sector náutico trata de seguir a flote en plena crisis fomentando la afición por el mar y la formación que impulsan el alquiler de embarcaciones
Con 700 velas. Así quiere celebrar el Salón Náutico su 50º aniversario. No con 700 velas de cumpleaños, sino con 700 embarcaciones de vela en las que 1.000 navegantes llenen el litoral de Barcelona. El salón dedicado a la navegación, el más importante de España en esta materia, quiere compensar con imaginación y la participación del público la mala racha del sector.
No está la economía como para comprar muchos barcos. Aun así, sus organizadores son positivos, porque aunque las matriculaciones siguen en caída libre, la afición crece y cada vez son más los que tienen un título que les permite hacerse a la mar, aunque sea en un barco de alquiler.
El presidente del evento anual (que en sus bodas de oro tendrá lugar entre el 5 y el 13 de noviembre), Luis Conde, aseguró la pasada semana, con una sinceridad aplastante y poco habitual entre los anfitriones de ferias, que la crisis sigue apretando fuerte al sector, y que esperan hasta un 7% menos de expositores. Conde, sin embargo, cree que, pese a la crisis, han logrado organizar un salón "digno" que ocupará dos pabellones del recinto de Gran Vía de Fira de Barcelona y el muelle de España en el Port Vell, donde podrá verse una exposición flotante que tendrá unas 130 embarcaciones de gran eslora. Con lo que el responsable del salón llama "el efecto 50º aniversario" esperan, eso sí, ganar más público y superar los 110.000 visitantes de la pasada edición.
Las matriculaciones caen más del 8% hasta septiembre y un 40% desde 2008
Las cifras impiden al sector ser excesivamente optimistas. Entre enero y septiembre, las matriculaciones de embarcaciones en España han caído otro 8,8% y encadenan así varios años a la baja. Entre 2008 y 2011 se ha registrado una caída del 40%. "Hemos de convivir con lo que hay", se conforma Conde. Pero que no se compren motos de agua o yates no significa que no haya afición, subraya el director general de la Asociación Nacional de Empresas Náuticas, Alejandro Landaluce. Solo en lo que va de año, más de 39.000 personas se han sacado un título para poder navegar.
¿Dónde encaja tanto navegante y tan poco barco? Por una parte, en los clubes que permiten alquilar velas o incluso embarcaciones pequeñas por horas. También en el chartering, es decir, el alquiler, que ha crecido un 30%, a pesar de la estricta normativa al respecto, que impide a los propietarios particulares ceder sus embarcaciones (está solo reservado a empresas). Según Conde, la posibilidad de alquilar debería "oficializarse y crecer", porque hay mucha gente a la que cediendo su barco unas semanas en verano se le ayudaría a pagar el barco.
El presidente del salón sostiene que el problema es que "la gente tiene una idea equivocada" de lo que supone un barco. "No es tan caro. En una embarcación pequeña, de unos seis metros de eslora y que cuesta unos 40.000 euros, puede veranear una familia de cuatro miembros. Si lo piensan, no es tanto dinero. Y si se cansan, en cinco años la pueden vender por 30.000 euros y las vacaciones de cinco verano solo les habrán costado 10.000 euros", comenta resuelto. Dice que una de sus peleas es la de lograr que la afición por el mar se extienda. "¿Problemas para comprar? Pues yo mismo el año pasado me compré un barco. Fui al banco y me dieron el dinero sin excesivas pegas", cuenta con desparpajo a los periodistas.
Para los que no vean tan fácil lo de comprarse un barco, el salón ofrece aun así muchas posibilidades. Para los pequeños habrá un espacio dedicado al bautismo de mar y salidas en vela. Además, para todos los públicos habrá regatas virtuales, demostraciones de conducción con remolque, simuladores de pesca y charlas de navegantes, entre otras actividades.
Landaluce señala además que sigue en pie la lucha que el sector mantiene desde hace años: intentar mejorar la fiscalidad, especialmente rebajando el impuesto de matriculación. Asegura que se han reunido con varios partidos, y lamenta que finalmente se hayan adelantado las elecciones, "porque había una propuesta a punto de llegar al Congreso que ahora se queda en el tintero".
Del velero al megayate
En Barcelona hay dos proyectos en marcha para reconvertir sendas zonas de amarre situadas cerca del centro histórico de la ciudad. Una de las iniciativas remodelará la marina del Port Vell, y la otra permitirá atracar a los pies del W, uno de los hoteles más lujosos de la capital catalana. En ambos casos las obras tendrán un objetivo: los megayates. En el caso de la marina del Port Vell, de la que se encarga la firma británica de inversiones Salamanca Capital Investment desde 2010, podrá acoger yates de hasta 180 metros de eslora.
Mientras Barcelona se adapta al lujo, vecinos y usuarios del puerto se preguntan: ¿habrá espacio para los pequeños? Luis Conde, presidente del Salón Náutico, quita hierro a la reconversión, porque señala que hay otras zonas de amarre para las embarcaciones pequeñas. Hay que apostar por los barcos de mediana y gran eslora, defiende, ya que requieren un gran mantenimiento. "Una cosa es la afición y otra el negocio", apunta Conde. "Los rusos se han quedado el Port Vell [de Barcelona]; los de Catar, el puerto de Tarragona", asegura. Son los tiempos. Justo al lado de la sala donde se presenta el Salón Náutico, un grupo de trabajadores pone a punto un barco. Dicen en el puerto que es uno de los que posee el jugador de fútbol sueco Zlatan Ibrahimovic. Un megayate. Uno de los muchos que, se supone, llegarán a la ciudad.
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