España quiere jugar en Catar
El emirato prevé gastar 150.000 millones de dólares en infraestructuras hasta 2016
Una agradable brisa recibió el lunes en Doha al centenar de empresarios españoles que esta semana han participado en el encuentro España-Catar. Con el otoño ya terciado, han quedado atrás los 56 grados que llegaron a alcanzarse hasta hace poco más de un mes. Casi igual de extremas son las cifras de crecimiento, inversiones y negocio que maneja este pequeño emirato árabe gracias a sus enormes reservas de hidrocarburos y el empeño de su gobernante, el jeque Hamad bin Jalifa al Thani, de convertirlo en un actor clave en la región.
El ministro catarí de Economía y Finanzas no se anduvo por las ramas en la cita. "Importamos de todo excepto petróleo y gas; así que les necesitamos en todos los sectores bien de forma directa o a través de un socio local", declaró Yusef Husein Kamal para satisfacción de los asistentes. Bastaba darse una vuelta por los alrededores del hotel en el que se celebraba la reunión para comprender la magnitud de esas necesidades. Lusail, el barrio que se está levantando de la nada al oeste de la bahía de Doha, es una cantera en la que empiezan a verse los primeros edificios de oficinas, urbanizaciones y centros comerciales.
Las empresas confían en capitalizar el éxito del AVE a La Meca
El FMI calcula que el emirato crecerá este año a un ritmo del 20%
Más al sur, la Ciudad de la Educación quiere atraer a miles de estudiantes de todo el mundo gracias a su asociación con instituciones de prestigio internacional. Además, está prevista la construcción de un tren de alta velocidad entre ese campus y Manama, la capital del vecino reino de Bahréin, proyecto para el que las empresas españolas esperan capitalizar el éxito obtenido con el AVE a La Meca (Arabia Saudí).
"Hacia cualquier lugar que mires en Catar está en construcción", señalaba Vicente Jimeno, director general de Ecisa, una de las empresas presentes en ese país. Es apenas la punta del iceberg de un ambicioso programa de mejora y expansión de las infraestructuras, la educación y la sanidad que el emirato ha puesto en marcha dentro de su plan Vision 2030. En el camino, la Copa del Mundo de 2022 exige la construcción de 12 estadios de fútbol y de 80.000 plazas hoteleras. Los concursos para la mayoría de los proyectos van a lanzarse entre 2012 y 2013.
"En los próximos cinco o seis años, tenemos previsto gastar en infraestructuras no vinculadas a los hidrocarburos entre 120.000 y 140.000 millones de dólares, y otros 30.000 o 40.000 millones en el sector del gas y el petróleo. En total, unos 30.000 millones de dólares al año", anunció Kamal. El ministro recordó que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que su país va a tener un crecimiento real del 20% en 2011.
Ese maná es lo que está atrayendo a Catar a empresas de todo el mundo en un momento en que la crisis financiera tiene paralizado al resto del planeta. Y los empresarios españoles no quieren perderse la oportunidad. De ahí que la Secretaría de Estado de Comercio Exterior, a través del ICEX y con el apoyo del Consejo Superior de Cámaras, CEOE y la Oficina Comercial en Catar, haya organizado este encuentro para dar respaldo institucional a un esfuerzo que resulta aún más interesante en un momento de crisis.
"Las empresas españolas están deseosas de participar de forma activa en el desarrollo de Catar", aseguró el ministro español de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián. "Tenemos una gran relación política que en lo económico no está al mismo nivel y esta reunión quiere avanzar en ese terreno", explicó más tarde a EL PAÍS. "Existen grandes oportunidades. Tenemos que aprovechar el plan Visión 2030, la cita del Mundial y los Juegos Olímpicos de 2020 si los consiguen", añadió. "La fecha de 2022 nos pilla muy lejos, pero significa que el país se tiene que preparar y eso es una oportunidad para las empresas de tecnología de la información como la nuestra", asegura Francisco Navarro, vicepresidente de Indra para Oriente Próximo. "A diferencia del resto del mundo donde te dicen que no tienen dinero, aquí lo hay. Pero que nadie se engañe, también hay una gran competencia para conseguir los contratos. Hay que tener el mejor proyecto, también desde el punto de vista económico", explica Navarro, que en la actualidad trabaja para crear una joint venture con una empresa local.
Miles Shephard, director regional de IDOM, comparte esa opinión. "Competimos con las empresas británicas y alemanas que ya están muy establecidas aquí", señala. "El listón está muy alto". Shephard es, desde hace año y medio, un habitual de Doha, dado el interés de la ingeniería que representa "en los proyectos de ferrocarril y en todas las infraestructuras".
"Hay buenas posibilidades para las empresas españolas", estima por su parte Sunil Menon, director comercial y de contratos del grupo catarí KCIC. "Hasta ahora las alemanas se llevaban la parte del león, pero eso está cambiando. Las compañías coreanas han llegado con mucho empuje, pero a la vez han abierto una brecha para una mayor competencia. Precisamente, yo estoy aquí porque tenemos interés en explorar acuerdos con los españoles. Aunque dispongamos de medios y personal, necesitamos su know-how".
Nadie espera que de una reunión como esta salgan firmados grandes contratos. El objetivo es crear lazos entre las empresas de ambos países, o reforzarlos en el caso de las que como la constructora OHL, Ecisa, Acciona o Tipsa ya están trabajando aquí. Son cerca de una treintena, tres veces más de las que había cuando el embajador Juan José Santos llegó a Catar en 2009. "Es una de las mayores satisfacciones que me llevo", asegura el diplomático para quien este encuentro ha sido su despedida del emirato. -
Sin interés en las cajas
España no solo busca oportunidades de negocio en Catar, también inversión directa. La balanza comercial entre los dos países es claramente deficitaria para España porque importa gas de Catar por casi diez veces el valor de sus exportaciones a ese país (1.281 millones de euros frente a 133 millones en 2010). "Queremos que inviertan más en España. Les hemos ofrecido deuda del Estado y deuda eléctrica; también inversiones directas", declaró a este diario el ministro de Industria, Miguel Sebastián.
Durante la visita a Doha del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el pasado febrero, Catar aseguró compromisos de inversión por valor de 3.000 millones de euros, 300 de ellos para el proceso de recapitalización de las cajas de ahorros. Desde entonces se han sucedido las inversiones, aunque el interés del emirato no ha llegado a las cajas.
La apuesta más significativa ha sido la compra en marzo por Qatar Holding, el brazo para las inversiones directas del fondo soberano catarí (QIA, en sus siglas inglesas), de un 6,16% de Iberdrola por 2.021 millones de euros. QIA, cuyos activos se estiman en 80.000 millones de dólares, es uno de los principales beneficiarios de la transformación del emirato en el mayor exportador de gas natural licuado del mundo.
En mayo, un miembro de la familia real, el jeque Abdala bin Naser al Thani, anunció una inversión de otros 400 millones en el puerto de Bajadilla, en Marbella. También gastó 36 millones en la compra del Málaga Club de Fútbol. El pasado julio, Qatari Diar, filial de QIA especializada en inversiones inmobiliarias, anunció la compra de Marina Port Tarraco, un puerto deportivo para yates de lujo en Tarragona. La venta se fijó en 64 millones de euros.
"Es difícil saber cuánto lleva desembolsado Catar hasta la fecha, pero estoy convencido de que acabará invirtiendo más de lo prometido", manifiesta Jaime Montalvo, consejero económico y comercial.
Sin embargo, falta por concretarse la prometida inversión en las cajas. "Estamos interesados y estudiando las oportunidades adecuadas; si vemos una buena ocasión, lo haremos", declaró el jefe ejecutivo de Qatar Holding, Ahmed Mohammed Alsayed, durante la visita a Madrid del emir Hamad el pasado abril.
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