Sofocón de Terol

A Nico Terol el árbol le impidió ver el bosque. O, lo que es lo mismo, las ganas de imponerse en Malasia no le dejaron razonar que su ímpetu entrañaba demasiado riesgo. Al menos, para alguien que se está jugando un título mundial, como él con el francés Johann Zarco.

Al valenciano del equipo Aspar le pudo la ambición y el calor (34 grados y un 49% de humedad en el momento de la prueba de 125cc). Se le plantó ante los morros una carrera difícil de verdad y asumió el reto. Engrescado en un grupo de cinco pilotos, entre los que se contaba su gran rival, se dispuso para la batalla. Quería la victoria pero no la logró porque en su camino se cruzó Maverick Viñales, ese irreverente y atrevido chavalín de 16 años que en su debut ya acumula tres triunfos. El sofocón que le sobrevino a Terol a punto estuvo de costarle el título. En la última vuelta, el alcoyano, con las gomas de su Aprilia ya deshechas, siguió enroscando la maneta del gas, pero la moto dijo basta. El español pudo controlar el coletazo con su cuerpo, pero no evitar irse recto a la hierba, perdiendo la rueda de Zarco.

Aquello le hizo calmarse. Aquello y un golpe de calor que machacó su cuerpo, que estaba a 38 grados y rígido como una piedra. Pudo perderlo todo de tantas ganas como tenía de ganarlo. Terminó quinto, con Zarco en el tercer escalón del podio, y deberá esperar a Valencia, dentro de dos semanas, para cumplir su sueño. El francés está ahora a 20 puntos después de una actuación magnífica, en la que escaló desde la 15ª posición de la parrilla hasta el podio. Celebró el final con una alegría inmensa mientras Terol aparcaba su prototipo verde en pleno trazado, junto a un muro, y se recostaba en la hierba, agotado y enfadado -fue llevado inmediatamente a la clínica para ser tratado-. Pero es él quien tiene todas las de ganar: le bastará con sumar cinco puntos (terminar entre los 11 primeros) en la última cita para ser el último campeón de 125cc -el año que viene entran en escena las Moto3-. "Ha sido, sin duda, la carrera más dura de mi vida. Tanto por el calor como por el estrés. Al acabar, me ha entrado una pájara que me ha dejado desorientado. Hoy puedo decir que lo he dado absolutamente todo para intentar ganar", concluyó Terol, ya con mucha mejor cara.