El orgullo de Ana Obregón
Sus progenitores han demostrado reiteradamente una capacidad a prueba de flases para salir indemnes de su propio exhibicionismo. Por más que luche contra ello, es más que probable que sea una de las muchas cualidades que ha heredado Álex Lequio. Su madre, Anita, ha sumado a su puntualísimo posado de cada verano en bañador impudorosas fotos casuales en Twitter hasta comprándole las toallas y las sábanas en unos grandes almacenes. Para que a su niño, estudiante de economía en la Universidad de Carolina del Norte, no le falte de nada en el campus. Su padre, Alessandro, que siempre lució con garbo lo mejor de sí mismo en fotos robadas en playas nudistas, cubiertas de barcos y piscinas privadas, tampoco ha tenido arrobos en mostrar sus cachas de cincuentón descamisándose en El programa de Ana Rosa.
Los posados chulescos de su videoclip no disimulan su auténtica vocación: la canción protesta
Por eso, apenas extraña que el momento cumbre del debut artístico de su criatura sea un simpático desnudo de torso. Algo le tenían que rentar las horas que le echa al basket y la buena alimentación que ha tenido gracias a la prensa rosa y los programas basura de los que tanto desdeña y que han sostenido en buena parte la economía en su desestructurada familia.
Gracias a Ana Obregón, el fin de semana pasado se enteró toda España de lo que hasta entonces tan solo unos pocos avispados habían constatado en YouTube: ha nacido un rapero. Involuntariamente, el chaval, de 19 años, se repartía La caja con ella (la de Telecinco). Tras desgranar lo mal que lo ha pasado ella en la vida, la bióloga que vio frustrada su carrera de actriz por aquel padre que le decía eso de "Anita, hay que leer más el periodiquito", se infló viendo el flow de su retoño a toda pantalla desde el plató. Los posados chulescos del videoclip que ha grabado Álex con sus colegas, que le sitúan más cerca de un New Kids On The Block que de Lil Wayne, no logran disimular su auténtica vocación: la canción protesta. "AT3 [Antena 3], T5 [Telecinco], no me jodáis con mi pasado", "Siempre hay dos versiones de la misma historia, la mía no es de tu propiedad, lo siento" o "En España, faltar al respeto es un deporte olímpico" figuran desde ya entre los dardos más certeros a enarbolar por los "hijos de" quemados con los medios por ser perseguidos y sojuzgados desde la cuna. No en vano, tal y como recuerda en su animado perfil de Twitter, lleva "mordiendo micros desde 1992".
Esta última semana, el ¡Hola! se hacía eco de los paseos por Madrid de su madre con el cantante venezolano Raúl Olivo ("su amigo bello", tal y como le presenta en Twitter) y metía con calzador la ruptura de Álex con su novia, la actriz Andrea Guasch. El afectado no se ha expresado. Pero está claro que aún le quedan muchos micros por morder. | BORJA BAS
Babelia
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