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Funcionarios negocian un tren para ir a la Xunta

El personal viaja ahora a sus puestos en Santiago en buses subvencionados

La apertura el 10 de diciembre de la nueva línea de alta velocidad Ourense-Santiago-A Coruña cambiará unos cuantos hábitos de desplazamiento. El ferrocarril resultará en ese recorrido mucho más rápido que el viaje por carretera, por lo que funcionarios de la Xunta y Renfe están negociando horarios y descuentos en los trenes para que puedan ser utilizados por los trabajadores autonómicos en sus desplazamientos a Santiago, sustituyendo o complementando a los autobuses que prestan actualmente ese servicio.

Los funcionarios que trabajan en Compostela pero residen en otras ciudades disponen de buses específicos, con descuentos, horarios y paradas adaptados a sus necesidades. Se implantaron hace tres décadas, cuando se creó la Xunta, para facilitar los desplazamientos a Santiago a funcionarios cuyo traslado a la nueva Administración les supuso un cambio en su lugar de trabajo.

Renfe estudia si puede ajustar sus horarios al de la Administración
La CIG plantea una conexión entre la estación y las sedes del Gobierno

La subvención que aporta la Xunta se intentó eliminar hace una década al entenderse que con el paso del tiempo ya no eran válidos los argumentos empleados para su implantación inicial y que se estaba beneficiando con fondos públicos a funcionarios que eligieron libremente vivir y trabajar en ciudades distintas, en muchos casos para cobrar sueldos superiores. Las protestas de los trabajadores hicieron que el servicio siga hoy vigente, en parte subvencionado por la Xunta y en parte abonado por cada usuario.

Con la llegada del tren rápido fue un grupo de funcionarios de A Coruña el que lanzó la propuesta de negociar con Renfe para cambiar el autobús por el tren, más cómodo y veloz, iniciativa a la que se ha sumado ya la CIG, que mira con buenos ojos la posibilidad de extenderla a Ourense y al resto de ciudades a medida que vayan entrando en servicio nuevos tramos de AVE. Las negociaciones todavía están en una fase muy inicial, pero Renfe, según fuentes sindicales de la empresa, ya está estudiando si se pueden ajustar los horarios de los trenes a las necesidades de los funcionarios y qué rebajas se podrían aplicar a un volumen tan importante de pasajeros.

De momento, según han reconocido fuentes sindicales tanto de la Xunta como de Renfe, todas las posibilidades están abiertas ya que la empresa ferroviaria aún no ha fijado la nueva tabla de horarios que entrará en vigor el 10 de diciembre ni se ha pedido ayuda económica a la Xunta.

A la espera de tener más datos para entonces, la CIG se plantea realizar una asamblea a finales de mes con los funcionarios interesados para concretar las características del servicio así como la posibilidad de establecer "buses lanzadera desde la estación de tren hasta San Caetano y San Lázaro", las dos principales sedes de la Xunta en Santiago.

Los precedentes de anteriores aperturas de líneas de AVE en el resto de España indican que es dos meses antes, sobre estas fechas, cuando Renfe fija al menos a nivel interno los horarios de los nuevos servicios. Para los precios, sin embargo, todavía habrá que esperar, ya que lo habitual es que no se desvelen hasta un par de semanas antes. En esta ocasión existe además el condicionante de la celebración de las elecciones generales 20 días antes de la puesta en servicio del nuevo tren. Si habitualmente el precio es lo último que se desvela porque la alta velocidad es más cara que el tren convencional y el incremento puede tener un coste político, en esta ocasión fuentes de Renfe dan por seguro que no será hasta pasados los comicios cuando se conozca el precio de los nuevos servicios.

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