La patata caliente cambia de tejado
El juez Antonio Pedreira ha negado la libertad provisional en al menos ocho ocasiones al cabecilla de Gürtel, Francisco Correa. Casi inmediatamente después de cada negativa, sobre su mesa aparecía un nuevo escrito del abogado José Antonio Choclán volviendo a pedirla. Y tras los sucesivos noes, los correspondientes recursos ante sus superiores de la Sala de lo Penal (integrada por el presidente Francisco Vieira y los jueces Emilio Fernández Castro y José Manuel Suárez Robledano). No sin tensos debates y a veces con el voto en contra de Fernández Castro, estos acababan ratificando las decisiones de Pedreira. En mayo pasado, el instructor cambio de criterio y dijo sí a la libertad provisional de Correa pero a cambio de una de las mayores fianzas fijadas en España, 15 millones de euros, consciente de que no podría abonarla y que seguiría entre rejas. De lo que se colige que no se fía de él y teme el escándalo que generaría en la sociedad la eventual fuga de uno de los presos más famosos de las cárceles españolas: por los muchos millones supuestamente robados y las abultadas implicaciones políticas de su red mafiosa.
Pero el giro más fuerte lo dio a finales de septiembre su tribunal de instancia, ya que ordenó a Pedreira que quitase la fianza a Correa y evaluase la opción de dejarle libre con una pulsera telemática. Cerró así la puerta a la posibilidad de una rebaja de la fianza y la abrió, si los informes sobre la eficacia de la pulsera eran favorables, a dejarle en libertad.
El tribunal no se atrevió a asumir en sus propias carnes, y eso que son tres jueces, la opción de liberar al líder de Gürtel y envió la pelota al tejado del instructor. Con unos informes negativos sobre la eficacia de la pulsera, Pedreira tendrá que decidir si lo deja libre o le mantiene preso y sin fianza, en cuyo caso devolverá a sus colegas de Sala la envenenada pelota que le han pasado a él.
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