Costa Rica coge aire

Hace dos semanas, el Gobierno costarricense de Laura Chinchilla y la oposición del PAC llegaron a un acuerdo para impulsar una reforma fiscal que reestructure profundamente su sistema tributario. La puesta en marcha de este paquete de medidas es fundamental para garantizar el crecimiento en el mediano plazo de la primera economía de Centroamérica, ya que aumentará los ingresos, compensará la fuerte reducción del comercio exterior y de la demanda interna y, por tanto, ayudará a cuadrar sus alicaídas cuentas públicas.

Durante la crisis financiera, el país disparó el gasto público para evitar la recesión, elevando los salarios y aumentando los recursos para programas sociales. Esto se tradujo en que, en 2010, los gastos totales del Gobierno central crecieran un 20%, duplicando el 10,7% del año anterior. El gasto no fue compensado por los ingresos de las exportaciones, que crecieron solo un 4,8% (-6% en 2009), después de la caída en la demanda de sus principales socios comerciales. El resultado fue un déficit fiscal del 3,9% en 2009 y del 5,4% en 2010, con una deuda pública del 42,9% del PIB.

La inversión exterior puede recuperar niveles previos a la crisis

Las estimaciones para este año indican que las cosas no van mucho mejor. Entre enero y agosto, el déficit subió un 16,5% hasta el 3% del PIB, debido a que los gastos han crecido un 19%, y los ingresos, solo un 10,2%. Las estimaciones de los analistas y del propio Banco Central indican que, de seguir esta trayectoria, el desequilibrio fiscal debería estar en torno al 5% a finales de año, uno de los más altos de Latinoamérica. Estos datos, que completarían tres años de déficit consecutivo, han presionado a la clase política local para consensuar la reforma que lleva negociándose varios meses y que ya había sido rechazada dos veces en el Parlamento.

Entre sus novedades se encuentra el alza del IVA hasta el 14%, un nuevo tipo del 20% en el impuesto a los salarios más elevados, nuevas tasas para la educación y la salud privada y la creación de exenciones fiscales para una canasta de unos 200 productos básicos. Con ella, el Ejecutivo pretendía originalmente aumentar los ingresos fiscales en un 2% del PIB, unos 850 millones de dólares en su primer año de aplicación según el Ministerio de Finanzas. Los cambios introducidos por la oposición podrían hacer variar esta cifra, según ha reconocido el Gobierno.

Esta reforma se ha acordado pocos días antes de conocerse las cifras de inversión extranjera (IED), que dan otro espaldarazo a la economía local. Los datos dicen que entre enero y junio, la IED creció en un 45%, lo que significa que podría volver a los 2.000 millones de dólares, niveles de 2008 previos a la crisis. La inversión extranjera es clave para el desarrollo de Costa Rica, una economía pequeña y abierta con atractivas condiciones para la inversión que sustenta buena parte de su aparato productivo en los capitales foráneos.

En cuanto al crecimiento, el PIB creció un 4,1% en el segundo trimestre, casi un punto más que en el primero, gracias al tirón del sector servicios, el motor de la economía de Costa Rica. Pese a ello, los pronósticos de los analistas locales auguran un crecimiento del 3,5% por el pobre desempeño del comercio internacional y el efecto de los precios de las importaciones en la industria local. El Fondo Monetario Internacional (FMI), algo más optimista, prevé el 4% este año y el 4,1% en 2012.