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Los sectores críticos del PSC se movilizan para no quedarse fuera del congreso

Mañana acaba el plazo para que las agrupaciones decidan qué representados envían al congreso

Miquel Noguer

Los movimientos de fondo en el Partit dels Socialistes van más allá de los posicionamientos de los tres candidatos que se han postulado hasta ahora para hacerse con el liderazgo del partido. Entre las bases y en los sectores minoritarios hay todo tipo de maniobras para garantizarse voz y voto en el congreso de diciembre, que debe decidir el rumbo del partido para los próximos cuatro años. Su problema es que temen quedarse fuera del cónclave, ya que la dirección decidió reducir drásticamente el número de delegados. Nadie quiere renunciar a estar en el congreso, sobre todo porque entre los sectores críticos existe el convencimiento de que la actual dirección está teledirigiendo todo el proceso para perpetuar la actual estructura, pero con caras distinas.

Mañana acaba el plazo para que las agrupaciones decidan qué representados envían al congreso. La tarea es más difícil que en otras ocasiones puesto que solo tienen derecho a un delegado con derecho a voto por cada 35 militantes inscritos. Hace cuatro años la ratio era de un representante por cada 20. Esto complica las cosas en las agrupaciones pequeñas, algunas de las cuales han tenido que hacer maravillas para poder enviar a una o dos personas. Esto ha restado margen a los equilibrios entre las diferentes sensibilidades internas.

Ante esta situación, sectores críticos con la actual dirección, como la corriente Congrés des de Baix, han llamado a sus simpatizantes a que planten cara en sus respectivas agrupaciones para convertirse en delegados.Congrés des de Baix, movimiento impulsado por varios cuadros municipales que pide que se instauren medidas de radicalidad democrática, denuncia que algunas agrupaciones no siguen lo que dicen los estatutos para elegir sus delegados. "En algunos casos se está poniendo como requisito contar con el aval del 10% de los militantes de la agrupación", explican. Los estatutos establecen que para ser delegado basta con salir elegido en una asamblea de agrupación convocada para el efecto.

Tener un número elevado de delegados en el congreso será importante no solo para decantar el liderazgo del partido, sino también para aprobar los cientos de enmiendas que se han presentado a la ponencia marco, la hoja de ruta para los próximos cuatro años y también para reformar los estatutos del partido.

El principal debate que se prevé es cómo adaptar a la cultura política del PSC un mecanismo de elecciones primarias abiertas a los no militantes inspiradas en el exitoso proceso de los socialistas franceses. El viceprimer secretario, Miquel Iceta, lo propuso ya antes del verano y de una u otra forma lo apoyan todas las familias del partido. Muchas de las enmiendas a la ponencia van en este sentido, pero hay temores de que el proceso, sobre todo si es tumultuoso, pueda afectar negativamente al partido. Las enmiendas de Nou Cicle, la corriente liderada por Raimon Obiols, piden por ejemplo que puedan votar en las primarias todos los ciudadanos que se inscriban en un censo ciudadano de mayores de 16 años. Otras enmiendas proponen limitar la participación en las primarias a militantes y "simpatizantes". En Francia, los socialistas cosecharon un gran éxito en las primarias del pasado domingo a base de abrirlas a todo el mundo que firmara un manifiesto de adhesión a los valores de la izquierda y pagara un euro para sufragar el proceso. Acudieron a votar 2,5 millones de personas.

La actual dirección tendrá que lidiar con otros problemas en su papel de conductora del congreso. Decenas de enmiendas piden cambio organizativo que esconde una seria crítica a la actual dirección. Estas enmiendas solicitan que se imponga la limitación de mandatos, que se endurezca el régimen de incompatibilidades, la creación de un consejo abierto con no militantes y que se prohíba la presencia de personas de la ejecutiva condenadas, lo que forzaría la salida de Josep Maria Sala, condenado por el caso Filesa.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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