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Reportaje:

Pasión por el papel y el carboncillo

La Universidad Politécnica exhibe una selección de la colección de Tomás Ruiz

Cuando Tomás Ruiz (Valencia, 1942) tenía ocho años, su padre ponía en verano a él y a sus hermanos un profesor de dibujo. Y quizá de ahí, de esbozar bodegones con un pato disecado y un botijo, le viene la afición, la pasión, por el papel y el carboncillo, por la forma más sencilla y espontánea de la pintura. Pero le pasó que cuando quería estudiar Bellas Artes, como sus amigos, a él le tocó "hacer una carrera como Dios manda". Y aunque en 1965 abrió una galería de arte en Xàbia, llamada Ambolo, por la que pasaron los pintores que más han influido en las últimas cinco décadas, Ruiz acabó por llegar a la conclusión, colgando sus trabajos en una pared y mirándolos con un cubata en la mano, de que él no valía para crear ese tipo de obras que le pellizcan el alma. Por eso, quizá, lleva medio siglo recolectando esos pellizcos, que ahora constituyen una colosal colección, con más de 2.000 piezas de arte. Y la mejor manera de comprobarlo es acudir a la exposición Papers privats, que se exhibe en el edificio del Rectorado de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Una muestra para la que se han seleccionado dos centenares de obras de 112 artistas.

La muestra repasa 200 obras de temáticas variadas de 112 artistas

Allí están el trazo sencillo y preciso de Andreu Alfaro, los trabajos raciales de Uiso Alemany, las inconfundibles formas de Miquel Navarro, los gestos decididos de Vicente Peris y hasta el Artur Heras más oscuro. También el Equipo Crónica o Joan Cardells. O el virtuosismo de Juan Cuéllar, el color de Luis Gordillo y el brillo de Juan Genovés. O el arte emergente del ya consagrado Bernardí Roig. Hay curiosidades, como el dibujo del fotógrafo Hamish Fulton, o una inusual obra, por ser figurativa, de José María Yturralde. También hay una cera de Julio González o un desnudo de Josep Renau.

"Tomás es un enfermo del tema", explica entre bromas el comisario de la muestra, David Pérez, director del Área de Cultura de la UPV. Una pulsión que le lleva a admirar una forma de arte a menudo minusvalorado por muchos expertos. Ruiz prefiere no recordar cuánto ha pagado por cada obra, y ahora más, ya que con la crisis se venden cuadros por la mitad de lo que él pagó por algún dibujo del mismo artista. Eso sí, cree que por la muestra deberían pasar los alumnos de Bellas Artes ya que cree que ahora salen de clase con un libro de estudio pero no con un cartapacio de papel de estraza. "Muchos no saben dibujar, el ordenador los ha atontado".

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