Meritorios en el escaparate
Dirigentes del PP ven en la convención de Málaga una excelente oportunidad para promocionarse ante la previsible victoria electoral
De acuerdo con el lema escogido por el PP para su convención nacional, Empieza el Cambio, la reunión de Málaga es un disparadero de la euforia con la que el partido encara las elecciones del próximo 20-N y del convencimiento pleno de que le va a tocar volver a gobernar.
En el patio y por los pasillos del palacio de ferias de Málaga se exhiben afectos, se dan muestras de adhesiones y se busca simpatizar con quienes se creen mejor colocados para ocupar puestos de responsabilidad en el presumible futuro Gobierno de Mariano Rajoy. Aunque con mucha diferencia, el expresidente José María Aznar y su esposa, Ana Botella, actual concejal de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Madrid, son los más perseguidos como acompañantes para una fotografía. Ayer quedó bien claro que Aznar es un ídolo en el PP.
La convención es, en cierta medida, un escaparate en el que los dirigentes con aspiraciones de cargo se dan a conocer y tratan de exhibir sus conocimientos, capacidades y simpatía. No son pocos los que aprovechan para hacer méritos, y es que el juego de las quinielas es uno de los asuntos preferidos en los corrillos.
En las apuestas cobran peso como favoritos quienes aparecen en el escogido cartel de intervinientes ante el plenario, porque se ve como una garantía de adscripción marianista.
La coordinación de las seis mesas sectoriales en las que entre ayer y hoy se definen los contenidos básicos del programa del PP se ha encomendado a figuras ya experimentadas y conocidas por su proximidad al presidente nacional del partido (Cristóbal Montoro, Esteban González Pons, Alberto Ruiz-Gallardón, Soraya Sáenz de Santamaría, Pío García-Escudero y Baudilio Tomé). Entre los cinco ponentes que intervienen en cada una de ellas hay una cuidada mezcla generacional y territorial.
En la primera mesa sectorial, Estabilidad y reformas para el empleo, coordinada por Cristóbal Montoro, participaron algunos de los favoritos en las quinielas de ministrables, como el secretario nacional de Economía, Álvaro Nadal; la portavoz adjunta en el Congreso, Fátima Báñez, o el presidente del Partido Popular de Canarias, José Manuel Soria -al que el líder, Mariano Rajoy, ha colocado en la candidatura para las elecciones generales-, uno de los más ovacionados por los asistentes.
Montoro fijó como prioritaria la reforma del sector bancario, y advirtió que no está aún conclusa y necesitará de capitalización. También es prioritaria, dijo, la bajada "selectiva" de impuestos, de la que se beneficiarán especialmente los pequeños empresarios, y la reforma del mercado laboral que limite la negociación colectiva y vincule los salarios a la situación económica en la que se encuentran las empresas.
Soria hizo una breve pero metódica exposición sobre las cuentas públicas, en la que situó como básico para el crecimiento económico el equilibrio presupuestario. Su discurso tuvo un claro estilo institucional.
Al contrario que el del secretario nacional de economía, Álvaro Nadal, que consiguió más aplausos de despedida que de saludo tras su amena disertación sobre la evolución de los créditos bancarios desde la época en la que se daban "a espuertas" hasta la restricción actual, en la que utilizó ejemplos de la vida familiar.
"Has hecho que todo el mundo lo entienda muy clarito", celebró Celia Villalobos. La exministra, que encabezará por octava vez la candidatura por Málaga al Congreso, y que no necesita ya de ninguna promoción para sí, aprovechó el favor que siempre tiene del público en Málaga para hacer una apuesta en toda regla por la portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría: "Desde 1986 he conocido de todo, pero el trabajo que Soraya ha hecho en el Congreso es inmejorable".
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