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Otra política para afrontar la crisis

Una crisis económica como la que vivimos, de esta gravedad y calado, no tiene una solución única, pero, dicho esto, hay que romper el círculo de decisiones políticas equivocadas que la profundizan.

Hay dos problemas que requieren la máxima urgencia y atención prioritaria: por un lado, cambiar la situación de falta de liquidez de las Administraciones públicas, que con su deriva de impagos están ahondando en la generación de desempleo y la depresión de la actividad empresarial; y, por otro, es una necesidad ineludible estimular la actividad productiva, apoyando las inversiones públicas y privadas que impliquen aumentar la competitividad empresarial y la creación de empleo.

Ahora ya sabemos más cosas que en el verano de 2007. Primero, que no se puede dejar quebrar a un banco (Lehman Brothers), sin que ello tenga graves consecuencias para el sistema financiero. Es decir, que Grecia no puede suspender pagos ni salir del euro, a no ser que a continuación caigamos todos, incluida Alemania. Segundo, que la política de retirada de estímulos sin haber afianzado la recuperación de la Unión Europea, y no solo de Alemania, ha sido una equivocación. Hay que añadir, además, que la reducción del gasto público de forma indiscriminada para evitar los ataques especulativos, sin crear mecanismos de defensa comunes de apoyo a la moneda única, ha sido completamente ineficaz.

La mayor prioridad debe dirigirse al impulso de la economía productiva y la iniciativa emprendedora

Las reticencias tozudas a dotar un fondo de rescate suficientemente fuerte, y no abordar la emisión de eurobonos para el conjunto de los países de la zona euro, han estimulado los ataques especulativos, y el daño ha acabado en una recaída en la crisis. El freno al crecimiento de la eurozona se ha agravado por decisiones erróneas pero también por un deliberado debilitamiento de las instituciones de gobierno de la Unión Europea, como nos recuerdan a diario los dirigentes de Alemania y Francia. La germanización de Europa bajo la visión muy discutible y, a la vista de los resultados, fallida, de Angela Merkel, apoyada por Sarkozy, nos está acercando peligrosamente al precipicio, y debemos remediarlo.

El Gobierno de España ha caído, en clara contradicción con su ideología y su programa, en el error de secundar a la canciller alemana, lo que está provocando la ralentización del crecimiento económico, ya de por sí débil. España tiene margen para el endeudamiento (el 60% del PIB frente a Alemania que tiene un 83%; la media europea está en un 87%), siempre y cuando lo emplee en impulsar la actividad productiva, es decir la recuperación de nuestra economía.

La Generalitat valenciana, al margen de tener enormes dificultades para conseguir financiación, incluso para la deuda ya autorizada por el Estado y prevista, y para la renovación de los vencimientos, necesita liquidez y ahora solo puede llegar del Gobierno de España.

Creo que, en este sentido, es necesario contemplar la posibilidad de un pacto entre el PP y el PSOE para el crecimiento económico y el saneamiento financiero. Una cosa es poner las bases para la disminución del déficit y el progresivo saneamiento de las cuentas públicas valencianas, y otra es deslizarse hacia un previsible colapso por aumento de los impagos, que lleve a la quiebra a empresas y a más trabajadores al desempleo.

Por tanto, una acción debe ser inmediata, obtener liquidez, y otra debe desarrollarse en un plazo razonable. Aunque las bases se acuerden en este momento, en el medio y largo plazo es cuando existe la posibilidad de aplicar una reorientación del gasto público más adecuada y eficiente, compatible con el mantenimiento de los servicios públicos y el Estado de bienestar.

Hay que ser consciente de que todas las opciones presentan inconvenientes, pero para construir un futuro de prosperidad, cohesión social y bienestar, la mayor prioridad debe dirigirse al impulso de la economía productiva y de la iniciativa emprendedora. Para ello es necesario obtener recursos del margen de endeudamiento disponible, cambiando la política económica del Gobierno y de la Unión Europea en esa dirección, como está haciendo el Gobierno de los Estados Unidos del presidente Obama.

Miguel Millana Sansaturio es presidente de FEVES-Societats Laborals.

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