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Entrevista:MARÍA DEL MAR BONET | Cantante

"A veces soy realmente desagradable"

Pregunta. Cuarenta y cinco años cantando. Y ahora, un disco más. ¿No le vale ya?

Respuesta. Pues la verdad es que no tengo este sentimiento. La vida artística no es un trabajo que te canse. Lo que me cansa más es lo que la envuelve: los viajes, las entrevistas.

P. Dice que canta sin red. ¿Nunca se ha caído del trapecio?

R. Muchísimas veces [ríe], y me he hecho daño en las cuerdas vocales, me he quedado en blanco o me han dejado sin sonido.

P. ¿Y cuál es su mayor equilibrismo en el alambre?

R. Aprender a que, si te dejan sin micro, tienes que cantar sin él. Y si haces un gallo, disimular y que no se note.

P. ¿Se puede seguir hablando, a estas alturas del partido, de nova cançò?

R. Bueno, las cosas van pasando, y tienen otros nombres. La cançò es el hecho de que hay determinado tipo de cantantes que cantan en nuestra lengua.

P. ¿Seguimos estando para cantautores?

R. Es que todos lo son. Un grupo que se llame Antonia Font, o los Manel. Un grupo de rock también, porque se ha inventado lo que está cantando.

P. Ahora está participando en un documental sobre la muerte de Enrique Ruano. ¿Contra la policía franquista se componía mejor?

R. Creo que el tiempo ha cambiado muchísimo todo. Son muchos años cantando y he tenido etapas. Ahora escribo cosas de tipo muy personal e interiorizado.

P. Dicen que Nacho Duato le inoculó el virus de la danza. ¿Pero usted tiene cuerpo de jota?

R. Pues a ratos. Puede ser. El cuerpo de jota va com va. Pero más que Nacho Duato el que me llevó a la jota fue Javier Mas. Tocamos jotas, y potentes. Nacho ha bailado otras cosas mías.

P. ¿Le ha cundido su eterna pinta de modosita?

R. Yo no me calificaría de modosita. Lo que pasa es que no hablo de mi vida personal, ni me hago propaganda.

P. Cuando dice que se avecina el fin del mundo, ¿se refiere al 20-N?

R. Yo el 20-N no lo calificaría de fin del mundo, pero sí viene una etapa muy difícil, una vuelta atrás muy considerable.

P. Cuentan que tiene dotes de bruja. Dígame defectos suyos.

R. No he sido nunca dotada para estos menesteres, aunque todos tenemos mucha intuición. Yo soy pesada, tozuda... A veces soy realmente desagradable.

P. Como para ser vecina suya.

R. Bueno, no llega la sangre al río. Es que soy demasiado perfeccionista. Pero en la vida personal no soy así. Por eso me van las cosas tan bien.

P. Menos mal.

R. Aunque creo que no tengo mucha vida personal. Mi vida personal está un poco aparcada.

P. ¿Y eso no es terrible?

R. Bueno, no, porque pasas épocas diferentes.

P. Ha dicho del 15-M que es "irremediable". ¿Qué le indigna?

R. Volver atrás. Que todo lo logrado en libertades, en cultura, se ponga en entredicho. Veo en el cambio que se nos viene un elemento muy sórdido.

P. ¿El nacionalismo le sienta bien a la canción?

R. Ni bien ni mal. El nacionalismo es una forma de ver la vida que en este país está muy arraigada. En Madrid hay un nacionalismo enorme. Veo un centralismo atroz del Estado español, por el que todos tenemos que hablar la misma lengua, y no veo en las televisiones las otras lenguas del Estado.

P. ¿Interpretar La balanguera, himno oficial de Mallorca, le hace sentirse como Plácido Domingo con el del Real Madrid?

R. No, no [ríe]. La ha cantado mucha gente antes que yo. La grabé por primera vez en Francia, el día en que Tejero entró en el Parlamento. El arreglador me dijo: "Oye, hay como una especie de toreros con ametralladoras. Está pasando algo en tu país". Vi las noticias y realmente canté esta canción de otra forma.

P. Ser hija de periodista le habrá dejado secuelas irreversibles. ¿Toma medicación?

R. No puedo no tomármela. Las secuelas están y son de muchos tipos. Mi padre era adorable y muy tierno. Y desde niña he mamado la redacción de un periódico pequeño.

P. ¿Se siente hija o deudora de la sobrasada?

R. Siempre deudora [risas].

P. ¿Su cuenta de Suiza se ha visto afectada por la crisis?

R. Mi cuenta se ha visto afectada desde siempre. Y no tengo ninguna cuenta en Suiza. Vivo de mi música y estoy muy contenta.

La cantante María del Mar Bonet.
La cantante María del Mar Bonet.SAMUEL SÁNCHEZ

Perfil

Tiene 64 años, y acaba de presentar, con el pianista Manel Camp, un nuevo disco, que combina sus aires de siempre con toques de jazz. Cuenta que la ensaimada tiene música, "cuando entra y sale del horno", y habla con entusiasmo de su faceta de pintora, "vicio oculto" para el que siempre lleva acuarelas en la maleta. Dice que le encanta bailar, mata por un trozo de chocolate y se confiesa devota de la cocina mediterránea.

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