Los expertos debaten sobre el lenguaje eufemístico
El empleo del eufemismo en el lenguaje periodístico y político, lo políticamente correcto, ha centrado los debates de un seminario convocado por la Fundéu BBVA y la Fundación San Millán de la Cogolla. El encuentro ha reunido durante dos días a una cuarentena de profesionales de la comunicación y lingüistas.
En la jornada reapareció una cuestión que no tuvo siempre la misma respuesta. ¿El lenguaje cambia la realidad al mismo tiempo que la presenta? Un asunto que quedó pendiente. A la hora de reflexionar sobre el trabajo periodístico, lo primero a tener en cuenta es que las palabras introducen su propia contaminación en el discurso. Lo expuso el catedrático José Portolés con un catálogo de ejemplos claros. Las palabras no escapan a los estereotipos y, con esta carga, encaminan las frases. Se concluye tranquilamente que si "Damián es un obrero", tiene derecho a la Seguridad Social, pero si se explica que Damián es un obrero ecuatoriano, la frase proseguirá de otra manera: "pero tiene derecho a la Seguridad Social".
El discurso político
La catedrática Marina Fernández Lagunilla describió cómo los políticos construyen un discurso de enfrentamiento, donde la cortesía es aparente, si la hay, y busca la exaltación del emisor. Directivos de empresas de comunicación corporativa como Pío Cabanillas, Borja Puig de la Bellacasa y José Antonio Llorente rondaron cuestiones como la incomodidad del político ante la emergencia de Internet. La Red conlleva una pérdida del control de la agenda por parte de los políticos y un desgaste de una oratoria que, según Cabanillas, busca la adhesión a los mensajes con estímulos a corto plazo.
La profesora María Pilar Guitart recordó que el lenguaje políticamente correcto es un eufemismo social importado de Estados Unidos que se implantó como arma de lucha de las minorías y ahora es el poder quien quiere instrumentalizarlo. El arabista Juan Manuel Ortega intervino para preguntar si el tema nuclear es el lenguaje del poder... o, realmente, dónde está ese poder.
El segundo día el temario se expandió a territorios como el lenguaje informativo de las guerras, el tratamiento de minorías étnicas, la homosexualidad... o cómo informar sin paternalismo sobre las personas discapacitadas.
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