"La duquesa lleva la 'poitrine' en su sitio"
Pregunta. Yo, que siempre pongo la edad del entrevistado, con ustedes tendré que decir que tienen 118 años (61+57).
Victorio. Yo me niego totalmente a decir la edad. Lo encuentro una ordinariez. Si me la pones, que sean ciento y pico, como Nefertiti.
P. Cibeles aparte, ¿en estos días son ustedes todo vestido de Alba?
V. Para la gente, sí. Pero pensar solo en un traje sería la ruina.
Lucchino. O un paraíso. Pero la empresa sigue adelante y son 40 líneas las que tenemos que diseñar.
P. Vale. No hablen del traje. Pero, al menos, ¿han recomendado algo de corsetería a la duquesa?
V. Pues creo que en ningún traje de los que le hemos hecho, como el del palacio de Buckingham o el del Palacio Real, ha llevado la poitrine fuera de su sitio.
P. Si fueran su madre, ¿le aconsejarían sobre la noche de bodas?
V. Yo, al no ser su madre...
L. Yo, de temas de noche de bodas no suelo hablar con mi madre.
P. Diseñan zapatos con 20 centímetros de tacón. ¿Están conchabados con algún traumatólogo?
V. Para nada [risas a dúo]. Yo creo que la mujer anda bien hasta los 10 centímetros. Y los que ponemos ya son como 12.
P. Han diseñado la campaña de Navidad de Codorníu. Pero he echado en falta algún traje de Papá Noel.
V. Es que no sabemos si Papá Noel va a venir este año a las casas españolas.
P. Llevan ustedes casi cuarenta años juntos. ¿No es un exceso?
Ambos. [Pisándose] Es una envidia. Ya firmaría mucha gente.
P. Tienen el taller en la casa natal de Velázquez. ¿De ahí que dejen a las mujeres como un pincel?
V y L. Pues sí. Esta casa nos da bienestar y buen rollo.
P. No irán a poner a Cayetana como una menina.
L. La vamos a poner muy ella. Sin disfrazarla. Que se sienta muy cómoda. El lema del vestido debe ser coherencia.
P. Contaron que su exposición sevillana de los 25 años tuvo más visitantes que la de Velázquez. ¿Lo dicen porque él no puede defenderse?
L. Desgraciadamente fue así. Por estadísticas.
V. Por entradas vendidas.
P. Han colaborado en obras de teatro, como La Celestina. ¿Qué parejitas se les ocurren en la política?
V. Bono y Marina Danko. Y el de Cataluña con la de Madrid [Artur Mas con Esperanza Aguirre].
P. Enrique Iglesias contaba en una entrevista que no encuentra preservativos de talla pequeña. ¿Ustedes tienen ese problema?
V. No, gracias a Dios [risas]. Pero existen los nudos.
L. Gracias a Dios.
P. Su papá, Lucchino, le quería en el ejército. ¿Por qué no fue, si allí también hay desfiles?
L. Porque había muy poca imaginación. Van todos vestidos iguales y todos los años se repiten.
P. Declararon haber sufrido la crisis del ladrillo. ¿Tan pesados son sus modelitos?
L. La vida es pesada.
P. ¿Hay vestidos de protección oficial, como las casas?
Ambos. No. Seguro que no.
P. ¿El vestido de la duquesa les ayudará a superar la crisis?
V. y L. No, para nada. Un traje, aunque sea cobrado, no puede solucionarnos una crisis general que estamos sufriendo todos. Ojalá.
P. No me digan que les toca.
V. Naturalmente. Si tenías 1.000 clientas, ahora tienes 500.
L. Y si se hacían cuatro trajes, ahora se hacen uno o dos. Y la que gastaba 6.000 ahora usa nada más que 3.000. Antes tú tenías dos hijos, uno notario y la niña farmacéutica. ¿Ahora te quedas tranquila tú con esos dos trabajos? Fíjate cómo están hoy día los notarios y los farmacéuticos.
P. Pues podrían haber apretado un poco más a la jequesa de Qatar.
V. Sí hemos hecho y tenemos proyectos para hacer cosas en Qatar. Antes decías: el buen paño en el arca se vende. Ahora, si queremos subsistir, el buen paño hay que exponerlo, y de hecho estamos viajando continuamente.
P. Y en Qatar ¿de qué las visten?
V. Pues de Victorio y Lucchino, pero bajo un burka [risas].
P. Ya sé que no quieren hablar del vestido de la duquesa. Pero ¿me darían un retalillo, para hacerme una idea?
V. Uy, aún no se ha terminado de cortar y no sabemos qué retales sobrarán. Porque igual sale algún defecto, y hay que guardar la tela. Después de la boda, vienes y te lo damos.
A CORTA DISTANCIA
Lo de la casa natal de Velázquez impresiona. Recorres las habitaciones buscando una menina o un borracho. Ni rastro del conde duque de Olivares. Llegan, en este orden, Lucchino y Victorio. Como son dos, toco a cuatro besos. Eso que me llevo por delante. Estamos en la sala de juntas, ante una gran mesa camilla ovalada con un hueco donde podría ir el brasero. Asiste al encuentro la perra, 'Margarita', aparentemente ajena a los avatares del vestido de la novia.
Babelia
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