El Gobierno ve autoritarismo en la reforma constitucional

El Parlament acogió ayer, además del debate de política general, un pleno extraordinario sobre la reforma de la Constitución, a petición de ICV-EUiA, ERC y el Grupo Mixto. Pero estuvo a punto de no celebrarse, ya que dos horas antes, Solidaritat Catalana (uno de los peticionarios) solicitó su suspensión porque consideró que no tenía sentido una vez que la reforma ya ha sido aprobada.

El pleno finalmente se llevó a cabo, aunque no aportó argumentos nuevos. Eso sí, dio al Gobierno catalán oportunidad de atacar al central. La vicepresidenta Joana Ortega criticó la celeridad de la reforma, pactada por el PSOE y el PP, y la achacó a "tics autoritarios del centralismo español".

Los partidos impulsores del pleno criticaron la manera en que se ha hecho la reforma: "con improvisación, sectarismo y exclusión", señalaron los ecosocialistas. Esquerra dudó de la utilidad de esta modificación de la Carta Magna, porque "no ha servido para calmar los mercados internacionales". Ciutadans lamentó que no se haya celebrado un referéndum, ya que la reforma "tiene consecuencias políticas y presupuestarias importantes".

Por su parte, el PSC reconoció que la reforma se ha hecho "demasiado rápido", pero reivindicó que era "necesaria". El PP lamentó que una medida así no se hubiera tomado antes: "Habría evitado los disparates del tripartito, que nos han llevado hasta aquí".