Frío adiós de Sexy Sadie
La banda mallorquina se despidió el sábado en Pontevedra
Que las despedidas son amargas es el supuesto que acompaña a la última gira de una banda. Todavía lo son más cuando el reencuentro se produce cinco años después de la disolución del grupo, salvo esporádicas apariciones en conjunto, y ocurre a instancias de una discográfica para engrandecer el lanzamiento de un recopilatorio. Es práctica común en la industria de la música y ya no es sorprendente, pero no deja de ser un tanto desconcertante. Ese contexto es en el que Sexy Sadie abordó su actuación en la Sala Karma de Pontevedra el pasado sábado.
Todos cumplieron: la banda, que brindó una muestra de casi dos horas de su repertorio; la sala, en la que lució el sonido característico del grupo, una arquitectura de melodías pop que alcanza sus registros más ardientes en las guitarras y la voz de Jaime García Soriano; y el público que, aunque tardó en conectarse hasta que sonó Stay behind me, se pudo mover cómodamente en el aforo limitado del concierto. Abrieron con Satellites, y no se olvidaron de Mr Nobody, Brand New World y la recordada Someone like you, que elevó los ánimos.
Pese a los agradecimientos del líder y unos pocos comentarios para romper el hielo, la actitud de los mallorquines evidenciaba falta de emoción en las proximidades del abandono definitivo del grupo. Sin el guitarrista Carlos Pilán, quienes ya son uno de los pilares fundacionales de esa diversidad llamada indie español, empezaron la noche siendo un trío, con el batería Toni Toledo y el bajista Jaume Gost. La invitación al escenario a dos componentes de la banda viguesa Maryland, que habían sido sus teloneros, casi fue un bálsamo. Rubén Castelo (voz y guitarra) e Iván Patiño (teclados) aportaron la ilusión que les faltaba a sus padrinos y lograron contagiar a García Soriano, productor de Surprise (2009), el debut de los gallegos.
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