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Reportaje:

La 'pequeña' historia de Oller

El coreógrafo defiende lo moderno frente a lo que está de moda en la Mostra Internacional de Mim de Sueca

El coreógrafo y director de danza contemporánea Ramon Oller (Barcelona, 1962) presentó ayer en Sueca el embrión de lo que será su próximo espectáculo. Empezó a mostrarlo hace poco en Perelada y piensa tenerlo listo, tras un largo proceso creativo, en unos doce meses. Su danza contemporánea se fusiona con la flamenca de Mari-Carmen García (Cardiff, País de Gales, 1946). Se conocieron hace veinte años en Aviñón (Francia) y desde entonces comparten el escenario. "La directora de aquel festival nos propuso hacer un dueto y al final acabamos construyendo un espectáculo con cerca de 30 personas", recuerda.

Así, más o menos, edificó la lección magistral que impartió ayer en la capital de La Ribera Baixa y que sirvió de punto de arrancada de la presente edición de la Mostra Internacional de Mim. Master class, prefirió llamarla quien lleva con tímida modestia el Premio Nacional de Danza, el de la Asociación de Directores de Escena de España o el de las Artes Escénicas de la Generalitat Valenciana. Aceptó, sin dudarlo, la propuesta de ir a Sueca que le hizo el coordinador del festival, Abel Guarinos, según confesó.

La actuación del bailarín, de 22 minutos, fue muy ovacionada
Confiesa sus influencias de Kazu Ono y Lindsay Kemp

A los pocos días pensó que la bailarina con la que ha compartido éxitos durante las dos últimas décadas también tenía cabida. Más tarde creyó conveniente incorporar tres piezas de escenografía, a lo que le siguió un par de quilos de arcilla. De ahí salió la primera parte de la clase, construida sobre canciones clásicas populares de la segunda mitad del siglo XX como Le métèque y Ma solitude, de Georges Moustaki, versionadas por Marina Rossell; la célebre antimilitarista Where have all the flowers gone, de Pete Seeger, interpretada por Marlen Dietrich; o La vie en rose, de Edith Piaf. Cerraría el acto vestido con chaqueta de torero y con el simbólico gesto de sobreponer una montera a una barretina. La actuación de 22 minutos fue muy ovacionada por los 350 espectadores asistentes.

La exhibición sirvió como entrante para exponer tres vídeos de sus coreografías de Carmen, Drácula y Sangpura. La lección práctica ya estaba dada. La teórica, titulada Cómo el repertorio influye en mi creatividad y cómo el tiempo hizo mi trabajo, fue breve. Confesó estar influenciado por sus grandes maestros, el japonés Kazu Ono, que le impartió clases, y el británico Lindsay Kemp. También elogió a los norteamericanos Lester Horton y José Limón por su técnica en los musicales de Brodway. Defendió lo moderno frente a lo que está de moda.

Y con la misma modestia que se presenta dijo desconocer hasta qué punto va a quedar para alguien su repertorio. "Mi pequeña historia es una historia", dijo.

Ramon Oller durante su exhibición en la lección magistral de la Mostra de Mim de Sueca.
Ramon Oller durante su exhibición en la lección magistral de la Mostra de Mim de Sueca.SANTIAGO CARREGUÍ

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