Estímulos y austeridad
El plan de 447.000 millones de dólares del presidente de EE UU, Barack Obama, debería agradar a todo el mundo, desde el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, hasta la jefa del FMI, Christine Lagarde. Ambos han propuesto que EE UU ponga el estímulo por delante de la austeridad. Puede que los republicanos estén menos entusiasmados, pero es posible que el Congreso apruebe las bajadas de impuestos. Con eso es de esperar que Wall Street empiece a elevar las previsiones de crecimiento de EE UU para 2012.
Durante todo el verano, los economistas han estado reduciendo drásticamente esos cálculos. Muchos ya suponían que las bajadas temporales de impuestos sobre las nóminas por más de 100.000 millones se ampliarían al próximo año. La nueva propuesta de Obama eleva esa cifra hasta 175.000 millones y también añade una reducción de impuestos sobre las nóminas de 65.000 millones para los empresarios. Estos dos elementos constituyen el grueso de la Ley de Empleos Estadounidenses de Obama y es la parte que probablemente apoyarán los republicanos en el Congreso.
El modelo Obama calcula que todo el paquete podría impulsar el crecimiento en dos puntos porcentuales. Los alrededor de 200.000 millones en gasto en infraestructuras y prestaciones por desempleo serán más difíciles de vender. Es muy probable que los republicanos sustituyan esos elementos por sus propias ideas de estímulo, de tal manera que el paquete termine estando enteramente compuesto por bajadas de impuestos.
El añadido más probable es una reducción temporal de los impuestos sobre los ingresos extranjeros repatriados por las corporaciones multinacionales. La Cámara de Comercio de EE UU calcula que esas vacaciones fiscales podrían impulsar el crecimiento en un punto porcentual el año que viene. La Casa Blanca critica que el rendimiento sería demasiado escaso para semejante inversión, pero podría ser el precio a pagar por un pacto. En cualquier caso, el acuerdo es posible. Después será el nuevo supercomité de reducción de la deuda del Congreso el que vea cómo pagar un año de estímulo en los próximos 10 ños. Los expertos ya lo tenían difícil hasta ahora para recortar el déficit en 1,2 billones. Pero con unos tipos de interés tan bajos, los mercados no parecen inquietos por los niveles de la deuda federal. Y con una reelección que quizá dependa de que el plan se apruebe, Obama probablemente tampoco esté demasiado preocupado.
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