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Reportaje:DINERO & INVERSIONES

¿Y cuando vuelvan las ventas en corto?

El 30 de septiembre termina la prohibición de la operativa bajista sobre bancos

Atajar la especulación en el sector financiero europeo. También intentar frenar los "falsos rumores" que desestabilizan los mercados. Estas fueron las dos razones principales que esgrimió la Autoridad Europea de Valores Financieros (ESMA) para animar a prohibir las "ventas a corto" el pasado 11 de agosto. Las autoridades bursátiles de distintos países europeos, entre ellos España a través de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), no lo dudaron e inicialmente durante 15 días vetaron las posiciones cortas. Cuando se cumplió el plazo, España, entre otros países, extendió la prohibición, por ahora hasta el próximo 30 de septiembre, "atendiendo a las actuales circunstancias de los mercados de valores europeos, que siguen presentando una elevada volatilidad".

La medida ha evitado un castigo mayor a los bancos españoles

¿Qué son las ventas a corto y qué importancia tienen para obligar a las autoridades monetarias a prohibirlas? Fidelity International acaba de publicar una guía al respecto -no mantiene ni una postura a favor ni en contra de esta operativa- en la que explica que la práctica de las ventas a corto implica que un inversor pide prestadas acciones (o cualquier otro valor cotizado) a un intermediario (al que le paga la correspondiente comisión) y las vende en el mercado con la esperanza de poder recomprarlas en el futuro a un precio más bajo. Así se las devolverá a quien se las prestó (el intermediario) obteniendo con ello unos beneficios (que solo se logran si la cotización cae y se cumplen, por tanto, sus previsiones) o pérdidas (si sucede lo contrario).

En versión sencilla: el inversor A pide prestado al inversor B un buen número de acciones de una compañía. Por "el alquiler" le paga una comisión y se compromete a devolvérselas en, por ejemplo, 15 días. Vende hoy en el mercado esas acciones e ingresa, por ejemplo, 10 euros por cada una de ellas. Sabe que tiene que volverlas a comprar para dárselas a B. ¿Su objetivo? Sin duda, hacerlo por un precio por debajo de los 10 euros. Cuanto más baja sea su cotización, mejor porque mayores serán sus beneficios. ¿Cómo lograrlo? Los detractores de esta práctica lo tienen claro: generando, con todas "las armas" a su alcance niveles injustificables de ventas para minar la confianza general en los mercados.

De forma general, se considera que esta práctica es peligrosa para los inversores, no solo porque se apuesta claramente por una caída en el precio de las acciones seleccionadas sino también porque puede suceder que quien compra los títulos al vendedor a corto no los reciba (situación conocida como failure to deliver o "no entrega"). En teoría, también puede ocurrir que se vendan en el mercado más acciones de las que existen realmente, lo que impone una presión excesiva sobre los precios. Es más esto último lo que ha animado a los supervisores a prohibirlas.

Pero son precisamente los mismos supervisores quienes saben que esta limitación en la operativa a corto no puede alargarse sine die. De hecho, en su última comunicación, la CNMV señala expresamente que "esta prohibición podrá levantarse antes del fin de su vigencia o prorrogarse excepcionalmente si se considera necesario". El objetivo es dejarla "sin efecto" tan pronto como lo permitan las condiciones de mercado "y de la manera más coordinada posible". Así que antes o después, se levantará la veda. ¿Qué pasará entonces? Quienes las defienden creen que las ventas a corto pueden tener un efecto beneficioso a la hora de promover la eficiencia general del mercado acelerando las correcciones de precios en títulos sobrevalorados, brindando apoyo a las actividades de cobertura y potenciando el nivel general de liquidez.

Quienes las critican abiertamente estiman que, de nuevo, y con la fuerza que actualmente exhiben los grandes especuladores, se pueden volver a precipitar hundimientos de las cotizaciones y, en un plano más general, socavar aún la confianza de los inversores en los mercados financieros.

Si las ventas a corto son o no, al menos en parte, las responsables de las caídas bursátiles de los últimos meses también genera discrepancias. Tal y como recoge Fidelity en su artículo, "las pruebas disponibles sugieren que los esfuerzos de las autoridades por reducir las ventas a corto podrían resultar ineficaces e, incluso, contraproducentes". Esta gestora pone como ejemplo que durante las restricciones temporales a las ventas a corto en Reino Unido en 2008, algunos de estos valores siguieron estando sometidos a una gran presión; así, RBS, Lloyds y Barclays cayeron un 78%, un 59% y un 66%, respectivamente.

Quienes analizan la evolución de los valores financieros españoles (ver cuadro adjunto) en estas últimas semanas tienen una opinión distinta y usan otros ejemplos: BBVA cayó del 7 de julio al 10 de agosto más de un 19%; tras la prohibición, su recorte ha sido del 6.65%. Los datos para el Banco Santander son muy similares. Para el Banco Popular, aún más positivos: de un recorte del 11,3% a una revalorización del 4%.

El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Julio Segura.
El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Julio Segura.PABLO MONGE

En la diana

- La prohibición de realizar operaciones de ventas en corto afecta a 16 valores del sector financiero: Banca Cívica, BBVA, Banco Sabadell, Banco Valencia, Banesto, Banco Pastor, Banco Popular, Banco Santander, Bankia, Bankinter, Caixabank, CAM, Catalana Occidente, Mapfre, BME y Renta 4.

- En el resto de valores se pueden seguir realizando apuestas bajistas. Donde

más ventas en corto hay, según los últimos datos

de la CNMV, es en compañías como Indra (el 9,1% del capital) y Abengoa (7,6%). -

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