La Haya acuerda la libertad de un criminal de guerra bosnio encarcelado en España
Ocho años de cárcel por 37 asesinatos, violaciones y la destrucción de todo un pueblo. Los hombres de Ivica Rajic, comandante del Ejército bosnio-croata durante la guerra de Bosnia, entre 1992 y 1995, entraron a sangre y fuego en el pueblecito de Stupni Do (200 habitantes) con la intención de acabar con su población, casi íntegramente musulmana, el 23 de octubre de 1993. Gracias a su colaboración y a que confesó esos hechos, el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia condenó a Rajic a 12 años de cárcel, de los que ha pasado cuatro en prisiones españolas. Ayer, ese mismo tribunal autorizó a la Audiencia Nacional a ponerlo en libertad condicional.
Rajic, que fue condenado por homicidio, tratos inhumanos y degradantes (incluidos abusos sexuales), apropiación y destrucción de bienes no justificada y a gran escala -sus hombres quemaron las 60 casas de Stupni Do tras la matanza-, abandonará previsiblemente hoy mismo la cárcel de Navalcalnero (Madrid) para viajar a Croacia, su país de acogida. Para ello solo es necesario que el juez central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis de Castro, decrete su puesta en libertad anticipada, algo a lo que el magistrado queda sujeto por la decisión previa del Tribunal de La Haya.
El cumplimiento de las penas de este tipo de condenados está regulado por la legislación penal y penitenciaria de los países que los acogen. Rajic cumple todos los requisitos que exige el Código Penal español para acceder a la libertad condicional anticipada. El pasado abril cumplió los dos tercios de su condena (ocho años en total) y se encuentra en tercer grado. Durante su estancia en la prisión de Navalcalnero ha realizado continuas actividades culturales y de formación y la junta de tratamiento del centro penitenciario ha asegurado en varias ocasiones que tiene un pronóstico de reinserción favorable, aunque en sus cuatro años de estancia en España, dada su falta de arraigo y la ausencia de familiares, no ha obtenido ningún permiso.
El criminal de guerra fue detenido en 2003, diez años después de sus crímenes, en Split (Croacia). Cuando los agentes lo encontraron, se había cambiado el nombre para ocultarse. Ya no se llamaba Ivica Rajic, sino Viktor Andric.
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