El intelecto afilado del profesor

Las fotos de la Gran Recesión le muestran susurrando al oído de Timothy Geithner. Eso fue durante los dos primeros años de mandato de Barack Obama, cuando había que encontrar la manera de salir del agujero creado por Lehman Brothers. Ahora, Alan Krueger es el elegido por el presidente para liderar el consejo que asesora a la Casa Blanca en materia económica.

El profesor de Princeton, de 50 años, es uno de los economistas más reconocidos en Estados Unidos por su labor tanto dentro como fuera del Gobierno. Es la apuesta de Obama para llenar una vacante clave en su equipo económico, al que conoce bien por su etapa como asesor director del secretario del Tesoro en la crisis financiera. Ese equipo está experimentando un profundo enjuague en un momento especialmente delicado para la Administración de Obama, hasta el punto de que Geithner es el único que sigue del plantel original. Ahora el demócrata debe mostrar resultados si quiere ser reelegido en 2012. La marcha del empleo será determinante, pues ningún presidente ha repetido con más del 8% de paro.

Obama recurre a este experto en materia laboral para frenar el paro

Krueger cuenta con más de dos décadas de experiencia en materia económica laboral. Ha escrito extensamente sobre los imperativos económicos de EE UU, sobre el impacto de la exportación de empleos a países con salarios más bajos y sobre la formación en la carrera laboral. Si es confirmado por el Senado, volverá a la Administración tras casi un año de ausencia.

Precisamente fue desde Princeton desde donde urgió una acción agresiva del Gobierno, no para hacer frente al paro, sino para contener la caída de la población activa. Porque, para Krueger, el problema está en la gente que está al margen y que por desafección no busca empleo. Es como decir que cualquier mejora en la tasa de paro no será del todo real.

Afiliado a la Universidad de Princeton desde 1987, el mismo año en que se doctoró en Harvard, será la tercera personalidad del mundo académico en liderar ese consejo con Obama. No se le considera un ideólogo, aunque lo parezca por su intelecto afilado. Es de los que analizan en profundidad los datos, para ver los riesgos y los costes de las políticas que se adoptan.

Y no se corta al ofrecer una opinión contraria al debate. Es, por tanto, la opción ideal para transformar el repunte en cheques a final de mes para más empleados y afrontar un desempleo de larga duración que amenaza con hacerse estructural. O la señal de que Obama coloca el empleo como prioridad en la recta final de su primer mandato.

Lo que está por ver es si las ideas de Krueger influirán en las políticas que salen de Washington.