Dulce voz de juventud
La Schubertíada de Vilabertran, el último evento musical del verano, convocó en su escenario de la Canónica de Santa María a Mojca Erdmann, una cantante joven, nacida en Hamburgo hace 26 años, que empieza a grabar sus primeros discos en el sello Deutsche Grammophon y que está siguiendo la saludable y habitual doble vía de los cantantes alemanes de simultanear la ópera con el Lied, un doble camino que por un lado fortalece y curte la voz y por el otro pule el espíritu y refina la expresividad a corta distancia.
Erdmann presentó en la Schubertíada un programa que no incluía ningún Schubert pero sí a sus primos espirituales Robert Schumann y Richard Strauss y a un biznieto cultural, el compositor alemán contemporáneo Aribert Reimann.
SCHUBERTÍADA
Mojca Erdmann, soprano. Gerold Huber, piano. Lieder de Robert Schumann, Richard Strauss y Aribert Reimann.
Vilabertran, 2 de septiembre
Técnicamente impecable, con la respiración muy bien controlada y administrada, con una voz lírico-ligera más bien pequeña, sin ni un grave, pero con un agudo brillante y fácil, bien cubierto, de color bellísimo, sin ninguna tirantez ni desgañitamiento, Erdmann tiene hoy la dulce y seductora voz de la juventud, tiene la voz de los personajes que canta y esto en música vale un potosí.
Expresivamente, la cantante sigue la antigua tradición alemana de interpretación liederística según la cual más vale quedar un poco corto y distanciado, como si lo que cantas no fuera del todo contigo, que hacer un striptease emotivo y sentimental en público. Esto ya lo hace -y mucho mejor- la ópera italiana.
Muy bien acompañada por Gerold Huber, un pianista especializado en Lied, que sabe escuchar y secundar con calidez y hablar con voz propia sin ocupar el espacio del canto, Erdmann interpretó en la primera parte canciones de Schumann de los Op. 107 y 90. En la segunda parte abrió con los Tres Cantos de Ofelia incluidos dentro de las Seis canciones Op. 67 de Richard Strauss, regresó a Schumann con cuatro de las Canciones de Mignon sobre texto de Goethe incluidas en el Op.98a y cerró con cuatro canciones cantadas a cappella incluidas en Zur Ollea (Para la olla) del berlinés Aribert Reimann (1936), cuatro piezas enrevesadas, más difíciles que buenas y más espectaculares que hermosas que, en cualquier caso, acreditaron el altísimo nivel de preparación técnica de Mojca Erdmann, una joven cantante que con toda seguridad, va a ir a más, a mucho más, en los próximos años.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.