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Reportaje:TENIS | Abierto de Estados Unidos

A la medida de cada cual

Los jugadores usan equipaciones artesanales para protegerse del sol o del cemento

"El cemento es un matapersonas". La frase es de Gonzalo López, el entrenador de Anabel Medina, pero podría firmarla cualquier tenista: en cuatro días, el Abierto de Estados Unidos ya ha visto 15 retiradas.

En Nueva York, el calor lacera la piel de los jugadores mientras pone a hervir las pistas. Sobre ellas, los competidores se protegen de todas las maneras posibles. Sus calcetines esconden dobles vendajes para que no se les queme la piel. Las suelas de sus zapatillas están pensadas para defender sus articulaciones de la abrasión de la pista. Todos, desde Rafael Nadal hasta el suizo Roger Federer, dependen de artesanos que diseñan su equipación contra las inclemencias competitivas. Un ejemplo: Feliciano López compra las plantillas más amortiguadas en Belgrado, se analiza las manos para delinear la empuñadura de su raqueta en Nueva York y se mide los pies para sus zapatillas en España.

El torneo neoyorquino vio 15 retiradas debido a los elementos en los primeros cuatro días

"Somos los mecánicos de los tenistas. Las modificaciones que hacemos en las raquetas son como las de los pilotos de MotoGP o fórmula 1", explica Xavi Segura, el encordador de la selección española para la Copa Davis, quien también se dedica a adaptar el mango de cada raqueta a la mano de cada tenista.

"Es un tema en el que hay mucho secretismo", cuenta sobre su trabajo, fundamental para garantizar la fluidez en el juego y evitar sobrecargas en el brazo y la espalda. "Los grips suelen ser de poliuretano y de fibras de epoxy y los moldes de un material secreto. Los rebajamos, aumentamos y cambiamos de forma. También los podemos alargar o recortar como el jugador quiera, siempre dentro de los baremos de la Federación Internacional". "El 95% de los tenistas llevan las raquetas personalizadas en cuanto a peso, balance e inercia".

"Claro", dice Feliciano López cuando se le pregunta por la fina artesanía de la equipación de los tenistas, "es un mundo curioso". "Cada uno tiene un peso, una forma de grip. Hay mil tipos: más o menos redondos, con más o menos canto, más o menos cuadrados...

También están las zapatillas. Muchas no son iguales a las que luego se comercializan, sino que llevan un molde especial porque no es el mismo desgaste al que se las somete cuando juega un profesional que cuando lo hace un aficionado. Los materiales son más resistentes en nuestro caso", comenta.

El sol que carcome esas zapatillas obliga a otros experimentos. En los entrenamientos, Arantxa Parra y Laura Pous prueban gafas de sol, según cuenta Xavi Budó, el entrenador de Carla Suárez, que ayer ganó por 3-6, 6-2 y 6-2 a la rumana Simona Halep y aseguró una octavofinalista española por primera vez desde 2000 (Arantxa Sánchez Vicario) porque se enfrentará a Silvia Soler. Esas gafas pueden cambiar una carrera. Póngase el caso del serbio Tipsarevic, que no ve nada bien. Sus lentes, cuenta, son progresivas: se oscurecen cuando levanta la cabeza para sacar (cruzándose con el sol) y pierden esa sombra cuando no hay tanta luz. El fabricante dice que mejoran la visión periférica.

Entre el mar de bajas y sufrimientos, una excepción. El suave caminar del suizo Roger Federer: 6-3, 6-2 y 6-2 al israelí Dudi Sela en la segunda ronda.

RESULTADOS: Mujeres: S. Soler-K. Kanepi (Est.): 6-4 y 6-2.

Roger Federer devuelve la pelota al israelí Dudi Sela.
Roger Federer devuelve la pelota al israelí Dudi Sela.STAN HONDA (AFP)

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