El Gobierno chino endurece la censura en Internet
Pekín intenta poner freno al auge de los microblogs
Muchos especialistas consideran que luchar contra la libre circulación de información en Internet es como intentar poner puertas al campo. Quizás lo crean también así las autoridades chinas, que han visto cómo el auge de la Red y en especial de los microblogs (servicios de mensajes cortos) ha transformado completamente la forma en que los chinos se comunican y se informan. Pekín se las ve y se las desea para mantener el control que tenía sobre lo que podían leer, ver y escuchar sus ciudadanos cuando solo existían los medios de comunicación tradicionales; porque, a pesar de que emplea a miles de personas para bloquear páginas web, publicar mensajes favorables al Gobierno y borrar opiniones en los foros, los censores van a remolque de lo que circula en la Red. Cuando actúan, la información, en forma de comentarios, fotos o vídeos, ya ha llegado a mucha gente.
"Difundir rumores es una amenaza social", dice la agencia del PCCh
Sin embargo, el Partido Comunista Chino (PCCh), temeroso del efecto que la difusión libre de información puede tener sobre su monopolio del poder e inquieto por el papel que los microblogs y las redes sociales han desempeñado en las revueltas en los países árabes, ha decidido dar una vuelta de tuerca al sistema. La agencia oficial de noticias Xinhua ha publicado un artículo en el que pide a las compañías de Internet, los organismos reguladores y la policía que incrementen los esfuerzos para limpiar las webs del "cáncer" de los rumores. "Internet es un importante vehículo de información social, civilización y progreso. Los rumores dañarán la Red y son un cáncer peligroso", afirma el escrito. "Inventar rumores es una enfermedad social, y la difusión de rumores en Internet supone una gran amenaza social (...) Para cultivar un Internet sano, debemos erradicar el suelo en el que crecen los rumores".
El comunicado de Xinhua no tiene carácter de directiva, pero su publicación y otras señales recientes hacen prever un endurecimiento de la censura. Liu Qi, secretario del PCCh del municipio de Pekín, urgió la semana pasada a las empresas del sector, durante una visita a la compañía Sina, a que refuercen los controles y "bloqueen la difusión de información falsa y dañina".
China, que con 485 millones de usuarios tiene la mayor población internauta del mundo, ejerce una estricta supervisión de la Red, donde elimina contenidos que considera perniciosos. Pero el rápido crecimiento y la ascendente influencia de los microblogs han provocado escalofríos a los dirigentes del país asiático, que afirman que son utilizados para propagar especulaciones y sembrar el pánico y la desconfianza en el Gobierno. A finales de junio pasado, había 195 millones de usuarios de microblogs en China, la inmensa mayoría en Weibo, el servicio de Sina. Este mes ya son más de 200 millones las cuentas.
En el corazón del problema, está la falta de confianza que tienen muchos chinos, sobre todo los jóvenes, en los medios oficiales. Hasta el punto de que a menudo dan más credibilidad a lo que leen en los microblogs, aunque proceda de fuente desconocida, que a lo que dice el Gobierno. Los blogueros han demostrado su potencial como consecuencia de varios escándalos de los últimos meses, en particular el accidente de un tren de alta velocidad en julio, en el que murieron 40 personas. Los internautas acusaron a las autoridades de intentar ocultar lo ocurrido y, airados, inundaron la red de mensajes en los que criticaban la gestión de la catástrofe.
País de blogueros
- China es el país con más usuarios de microblogs: más de 200 millones de personas utilizan en este país Twitter
y otros sitios web de mensajes cortos.
- Desde 2010 hasta junio de 2011 se ha incrementado un 209% el número de usuarios de microblogs en China.
- Pekín ya ha establecido filtros en Internet y ha bloqueado sitios como Facebook, YouTube y Twitter.
- Los microbloggers chinos han mostrado su influencia en varios escándalos oficiales, como el accidente de un tren de alta velocidad en julio, en el que murieron 40 personas. Los usuarios cargaron contra los funcionarios responsables de la línea de ferrocarril.
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