Del Rivero se alía con Pemex en un nuevo asalto para controlar Repsol

El presidente de Sacyr-Vallehermoso, Luis del Rivero, vuelve a la carga en su empeño por hacerse con el control de Repsol, desplazando a los actuales gestores encabezados por su presidente Antonio Brufau. Y esta vez se ha buscado un aliado poderoso. La constructora, el primer accionista de Repsol con un 20% del capital, ha firmado un acuerdo con la petrolera mexicana Pemex, que tiene una participación del 4,87%, para sindicar sus acciones y votar de forma conjunta las decisiones relevantes que se tomen en la petrolera.

Además, Pemex elevará su participación hasta el 9,8% en el plazo máximo de un mes, de forma que ambos socios posean el control del 29,8% del capital social, según comunicaron ayer a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

El pacto se produce tras entrar en vigor la eliminación de los blindajes

Los firmantes explicaron que "aspiran a contar con una representación acorde con su participación en el capital", es decir, aumentar su representación en el Consejo de Administración. En este sentido, ambos accionistas consideran "positiva" la separación de las funciones de presidente del Consejo de Administración y del primer ejecutivo, que actualmente confluyen en Brufau. En la práctica, eso quiere decir que la constructora y su socio mexicano quieren nombrar un primer directivo (consejero delegado) que asuma todas las funciones ejecutivas de Brufau y, con ello, la gestión efectiva de la compañía.

Este es el golpe de mano más contundente que ha protagonizado hasta ahora Del Rivero en su batalla por hacerse con el poder de la petrolera de la que es uno de los vicepresidentes. A finales de 2009 el constructor se enfrentó a Brufau al pretender forzar un mayor dividendo de la petrolera que el que proponía su presidente.

El acuerdo de ayer se produce apenas dos meses después de la entrada en vigor el 1 de julio de la Ley de Auditorías, más conocida como ley antiblindaje, que elimina los límites a los derechos de voto en las compañías cotizadas. Anteriormente la petrolera tenía limitados sus derechos de voto al 10%, de forma que Sacyr solo podía ejercerlos por ese porcentaje. Aunque la preeminencia de la ley hace innecesario adaptar los estatutos, solo una junta de accionistas tendría potestad para hacer visible la nueva situación de poder y decidir un vuelco en el control de la compañía. Será en ese marco donde los dos grupos contendientes -los gestores y Sacyr-Pemex- midan sus fuerzas. La Caixa (Criteria), el otro accionista de referencia con el 12%, ha dado su respaldo hasta ahora a Brufau de forma más o menos expresa.

En la comunicación conjunta, Sacyr y Pemex cuestionan la gestión de Brufau al señalar que Repsol "no está valorada adecuadamente" y que se comprometen a adoptar las medidas tendentes a que el mercado reconozca su "verdadero potencial".

También han pactado votar conjuntamente en aspectos como el plan de negocio, inversiones o desinversiones que no hayan sido incluidas en el plan de negocio en el presupuesto anual, y el nombramiento de consejeros y directivos, así como sus remuneraciones.

Igualmente, los socios acuerdan no incrementar su participación para que no supere el porcentaje máximo del 30% a partir del cual deben lanzar una oferta pública de adquisición (OPA) sobre el 100%.

En el supuesto de que un tercero formulara una OPA sobre la totalidad del capital, ambos socios estudiarían la opción de formular una oferta competidora conjunta o bien de vender sus respectivas participaciones. Si no llegaran a un acuerdo, cualquiera de las dos partes podría lanzar una OPA competidora por su cuenta o desprenderse de su paquete accionarial. Ni Repsol ni La Caixa quisieron manifestarse sobre este acuerdo, informa Europa Press.