Coreografía de la muerte
La constante repetición de esquemas desde que la primera entrega de la serie Destino final aterrizara con notable éxito en las carteleras en el año 2000 ha ido provocando que la saga languideciera por agotamiento. Ni siquiera la apuesta por la moda de las tres dimensiones consiguió hace dos años su revitalización con la cuarta entrega, por lo que esta quinta que hoy se estrena parecía, a priori, carne de basura veraniega. Pero no. Y la razón es única y claramente apreciable: el talento para el manejo de la puesta en escena, el montaje, los planos-detalle, el suspense, el 3D y el tiempo exacto que debe durar cada imagen de su director, Steven Quale, cuya única nota reseñable en su currículo era haber sido director de segunda unidad en Avatar.
DESTINO FINAL 5
Dirección: Steven Quale.
Intérpretes: Nicholas D'Agosto, Emma Bell, Miles Fisher, Ellen Wroe, Courtney B. Vance, Tony Todd.
Género: terror. EE UU, 2011.
Duración: 90 minutos.
Los fans no encontrarán (casi) nada nuevo en su estructura, salvo una sorpresa final en forma de guiño para entendidos, pero una refrescante apuesta por el sentido del humor autoconsciente de la banalidad de su propio producto mientras se despliega una inusual solvencia en la dirección convierten ciertos momentos de la película en algo verdaderamente inolvidable en el sentido más macabro de la palabra. Una coreografía del horror alrededor de un puente colgante, un masaje con acupuntura, una operación de miopía y el ejercicio de barras asimétricas de una gimnasta que bien valen una entrada. Destino final 5 no engaña a nadie y demuestra que, con talento, hasta la basura puede acabar oliendo a palomitas y coca-cola.
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