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El beneficio de la caja se desploma un 73% por el lastre del 'ladrillo'

La 'guerra de depósitos' permite a Novacaixagalicia sumar 65.228 clientes más

El grupo Novacaixagalicia ganó en los primeros seis meses del año 26 millones de euros, un 73% menos que en 2010. Se mire como se mire es el peor resultado de la década, tanto de las cajas fusionadas como por separado. Las pérdidas por el deterioro de activos del ladrillo (hipotecas y préstamos a promotores) y en menor medida por la cartera de renta variable (asociada a la Bolsa) han obligado a la caja destinar a dotaciones 207 millones de euros. En solo 12 meses y después de un 2010 que ya fue malo, las primeras aumentaron un 780% hasta absorber 130 millones de euros.

Pero el negocio bancario tampoco pasa por su mejor momento. Casi todas las magnitudes de la cuenta se desploman en mayor o menor medida empezando por el margen de intermediación (la diferencia entre los intereses que paga por los ahorros y los que cobra por prestar dinero), que desciende un 29% hasta los 353 millones de euros. Es la penalización por la agresiva campaña de captación de depósitos que ha desplegado en su red de sucursales y que tiene su lado positivo: la captación de 1.681 millones y 65.228 nuevos clientes desde el 1 de diciembre.

La entidad ha ahorrado con la fusión 60 millones de euros en gastos
Los fondos para cubrir créditos fallidos llegan hasta 3.104 millones
La morosidad contiene su crecimiento pero supera a la media
El nivel de solvencia todavía está lejos del que exige el Gobierno
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El margen bruto (sumadas al margen anterior las comisiones que cobra y el resultado de las operaciones financieras), retrocede otro 23%. Sin embargo, el resultado de explotación, que suele reflejar con bastante fidelidad la marcha del negocio, crece un 250%, pero esta vez se tiene que tomar con prudencia. La plusvalías generadas por la venta de la participación en Galp en el primer semestre de 2010 y las elevadas provisiones "distorsionan la comparación interanual", según reconoce la propia caja.

A punto de operar como un banco a todos los efectos, la caja sigue necesitando de un montón de millones para cumplir con el nivel de solvencia que marcó el Gobierno en febrero. Son los que está buscando el futuro presidente de NCG Banco, José María Castellano, entre inversores privados, para evitar que el capital público sea abrumadoramente mayoritario. ¿Cuántos? "No podemos hacer una estimación", contestan en la entidad. Si en marzo NCG tenía el nivel de solvencia más bajo de la banca española (un 5,2%), ahora lo ha mejorado hasta el 5,4%. Le queda un recorrido largo para alcanzar el 8% y aprobar el examen de septiembre.

El índice que mide la morosidad, aunque empeora, contiene su evolución negativa. En junio se fijó en el 6,73%, superior al del conjunto de la banca española (6,3%), y la cobertura para hacer frente a los impagos es del 73%. "El esfuerzo en saneamiento eleva el volumen de fondos destinados a cubrir eventuales deterioros hasta los 3.104 millones de euros", destaca la caja que preside Julio Fernández Gayoso. En su página web anuncia más de 3.000 pisos y locales con los que se ha quedado, en muchas ocasiones, como garantía por préstamos fallidos.

Los seis primeros meses de fusión entre Caixanova y Caixa Galicia han dado otros frutos más positivos. Por primera vez descienden considerablemente los costes -la caja se ha ahorrado 60 millones, un 13% en el epígrafe de gastos de explotación, que incluyen los salarios del personal-, tras el despido de los primeros 780 trabajadores.

Otra de las consecuencias de la integración, que navega en un escenario financiero cada vez más complicado, está en las ventas de la cartera de participaciones en otras empresas. El grupo NCG logró rebajar lo que en la jerga bancaria se conoce como APR (los activos valorados por su exposición a riesgos) en 1.373 millones a través de las desinversiones. En ese paquete se encuentran las operaciones de venta de EDP, Brisa o Pescanova.

En cuanto a los créditos, Novacaixagalicia concedió un 1,7% menos (846 millones), pero de manera desigual. Por una parte restringió el saldo de grandes préstamos en 1.200 millones y aumentó "en línea con la marcada orientación minorista", el de las pymes y particulares. Entre enero y junio se firmaron 9.500 hipotecas por importe de 689 millones de euros. El volumen de negocio del grupo se eleva a 124.628 millones de euros, con un ligero crecimiento del 0,1% este difícil semestre, el último que operará como una caja.

Obra social en la picota

"No es tiempo de beneficios". Se lo dijo por carta José Luis Pego a los 7.716 empleados que formaban la plantilla a comienzos de año. Poco a poco se fueron consumando los despidos con un favorable acuerdo laboral que permitió a los mayores de 55 años irse a casa cobrando, de media, el 85% del salario hasta la llegada de la jubilación. Con las bajas laborales también se produjeron 205 cierres de oficinas en España.

Aun así, y pese a la inminente privatización, Novacaixagalicia ha seguido financiando actividades socioculturales (3.387 en seis meses), sobre todo en proyectos dirigidos a fomentar el empleo y promover la economía gallega. En el semestre ha beneficiado a 2,4 millones de usuarios gracias a un presupuesto de 87 millones de euros. La iniciativa con mayor potencia inversora es un plan especial de medidas sociales para paliar los efectos de la recesión económica que se basa en asistir, con la colaboración de Cáritas, a 1.000 familias, distribuir cheques asistenciales a 2.500 ancianos o discapacitados y un plan de becas para 2.696 alumnos.

El año que viene será otro cantar, ya que la obra social depende al 100% del beneficio neto que logre Novacaixagalicia.

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