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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Gualtiero Jacopetti, cronista de un mundo salvaje

Inauguró un subgénero documental con su película 'Este perro mundo'

Toni García

"No he sido nunca racista, ni fascista. En Italia siempre me han acusado de eso, pero en el resto del mundo mi trabajo es motivo de estudio". Así se defendía Gualtiero Jacopetti (Barga, Italia, 1919) en una entrevista con la periodista italiana Barbara Palombella. El director, actor y guionista italiano, famoso en medio mundo (y odiado en el otro medio), murió el pasado miércoles en su casa de Roma a la edad de 92 años. Jacopetti revolucionó el universo audiovisual cuando en 1962 rodó un documental llamado Mondo cane (estrenada en España como Este perro mundo), donde recopilaba toda clase de costumbres (desde lo curioso a lo simplemente salvaje, pasando por un inacabable catálogo de atrocidades) abarcando los cuatro puntos cardinales y en lujoso Cinemascope. Remataba el trabajo una magnífica banda sonora de Riz Ortolani, cuyo tema principal, More, obtuvo una nominación al Oscar y fue versionado por Frank Sinatra, Nat King Cole y Judy Garland, entre otros muchos.

La pieza fue un impresionante éxito de público, pero resultó demasiado indigesta para la crítica italiana, que acusó al director de ser un simple provocador. Algo de razón no les faltaba porque lo cierto es que el realizador justificó su -aparente- falta de escrúpulos con aquello tan trillado de "doy al público lo que quiere ver". Sin embargo, Mondo cane se convirtió -a pesar del martillo crítico- en una auténtica obra de culto y sus productores, que aún estaban contando el dinero, le pidieron a Jacopetti más de lo mismo.

Así fue como aquel tipo, que había entrado en el mundo del periodismo de la mano del mismísimo Indro Montanelli, pasó a convertirse, durante más de una década, en el villano oficial del reino, filmando Mondo cane 2, La donna nel mondo, Africa Addio y Addio Zio Tom. Los documentales seguían la estela del original, apretando si cabe el acelerador. Al mismo tiempo empezaban a destacar en Italia nombres como Sergio Leone o Lucio Fulci, cuyos filmes daban al país una dimensión cinematográfica que poco tenía que ver con clásicos de toda la vida como Fellini, Rossellini o Monicelli.

El director se retiró pronto, en 1974, posiblemente harto de la catarata de descalificaciones y consciente de que la televisión, volcada en satisfacer el creciente morbo del público, pronto le quitaría el trabajo. Su última película -aparte de Fangio, una vita a 300 all'ora (1981), un documental sobre el campeón automovilístico argentino-, Mondo candido, fue la primera con guion y formato convencional.

Tras abandonar el mundo del cine, el director permaneció en silencio durante décadas, silencio que solo rompía para conceder algunas entrevistas, todas ellas, obviamente, a cuento de su Mondo cane y de sus imitadores-aduladores. De entre todos ellos, seguramente el más notorio epígono fuera Ruggero Deodato, quien firmó Mundo caníbal y Holocausto caníbal. Esta última le valió a Deodato una denuncia por permitir que sus actores murieran devorados por caníbales; naturalmente, el reparto estaba vivito y coleando. Jacopetti debió de tomárselo con una sonrisa. Su saga Mondo sigue siendo, a día de hoy, un pequeño clásico.

G. Jacopetti, con la actriz Belinda Lee.
G. Jacopetti, con la actriz Belinda Lee.EFE

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