Una ola de atentados sacude Israel
Al menos siete israelíes mueren en varios ataques cerca de la frontera egipcia - El Ejército responde con un bombardeo en Gaza que mata a seis personas
Una oleada de violencia sacudió ayer Israel y Gaza. Un grupo numeroso de hombres provistos de armamento pesado atacó autobuses y automóviles cerca de Eilat, en el desierto del Negev; al menos siete ciudadanos israelíes murieron y unos 30 sufrieron heridas, al margen de un número indeterminado de caídos en el bando agresor. El Gobierno israelí culpó a Hamás y lanzó como represalia un bombardeo sobre Gaza, con otras seis víctimas. Las operaciones militares proseguían anoche en el Negev, convertido en zona de guerra. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó su temor a que el baño de sangre supusiera el inicio de una escalada bélica entre israelíes y palestinos.
Hacía mucho tiempo que Israel no sufría un ataque tan grave desde el interior de su propio territorio. Un portavoz del Ejército indicó que hasta 20 milicianos podrían haberse introducido en el país, de los que siete, según fuentes militares citadas por Canal 10, perdieron la vida en los combates posteriores a los atentados. Patrullas de blindados y helicópteros se desplegaron por el Negev en busca del resto del grupo. Ya entrada la noche proseguían los tiroteos.
El espionaje jordano advirtió al israelí de los ataques en Eliat dos días antes
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, y su ministro de Defensa, Ehud Barak, atribuyeron de inmediato la responsabilidad a la milicia islamista Hamás. "Los culpables pagarán un precio muy caro", aseguró Netanyahu. También señalaron a Egipto y criticaron al Gobierno de El Cairo por no controlar sus fronteras con Gaza y con Israel. "Estos hechos subrayan la debilidad del dominio egipcio sobre el Sinaí y el crecimiento de las actividades terroristas", declaró Barak. La añoranza israelí por el viejo aliado Hosni Mubarak, caído en febrero y actualmente juzgado por asesinato y corrupción, nunca fue tan intensa.
Hamás negó de forma tajante que hubiera participado de alguna forma en los ataques. Sus portavoces, sin embargo, los justificaron como "operaciones legítimas contra soldados". Esto no era cierto, ya que en uno de los autobuses ametrallados viajaban soldados pero también civiles, al igual que en los automóviles. El Gobierno israelí mantenía por el momento en secreto el desglose de víctimas militares y civiles. Daba por absolutamente seguro, en cualquier caso, que los milicianos habían salido de Gaza y se habían infiltrado en Israel a través del Sinaí egipcio. "La fuente del terror es Gaza y actuaremos contra ellos [Hamás, el grupo gobernante en la franja] con toda nuestra fuerza", afirmó el ministro de Defensa.
Egipto también intentó desvincularse del asunto. El gobernador de la provincia de Sinaí Sur, Jaled Fouda, negó que se hubiera disparado desde territorio egipcio y que los milicianos hubieran pasado por el Sinaí. Las palabras de Fouda costaban de creer, ya que el pasado domingo el Ejército de Egipto incrementó su presencia en el desierto fronterizo, con el beneplácito de Israel pese a que el despliegue militar superaba con mucho el permitido por los acuerdos de paz de Camp David (1978), precisamente para acabar con la presencia de los grupos yihadistas que pululaban por la zona. Los servicios secretos jordanos informaron al Gobierno israelí, hace solo dos días, de que se preparaban atentados muy graves cerca de Eilat.
Los hechos comenzaron hacia las 12 del mediodía (las 11, hora peninsular española), según la reconstrucción provisional y parcial facilitada por los portavoces militares israelíes. Un autobús de la línea 392 que circulaba por el Negev, a unos ocho kilómetros de la población turística de Eilat, fue tiroteado desde un automóvil. Diez personas sufrieron heridas, entre ellas varios soldados. Testigos presenciales dijeron que los ocupantes del vehículo agresor llevaban uniformes parecidos a los egipcios.
Unos 20 minutos después, un terrorista suicida disparó contra otro autobús que circulaba sin pasajeros por la zona y se lanzó contra él mientras detonaba la carga explosiva que llevaba encima; murieron el conductor y el terrorista. Un segundo terrorista disparó un cohete contra un helicóptero militar que se aproximaba, sin dar en el blanco, y luego atacó un automóvil privado, matando a sus cuatro ocupantes. Ese segundo terrorista fue arrollado y muerto por un blindado israelí. Cuando se aproximó una patrulla a bordo de un todoterreno, un tercer miliciano ametralló a los soldados, haciendo un número indeterminado de víctimas hasta que las tropas israelíes acabaron con él.
Hacia las 13.30, dos milicianos abrieron fuego desde territorio egipcio y también fueron abatidos. El Ejército de Egipto informó al de Israel que sus soldados habían localizado y matado a otra pareja de milicianos en el Sinaí.
A las 18.30, la fuerza aérea israelí bombardeó el sur de Gaza, junto a la frontera con Egipto, y mató, según fuentes palestinas, a seis personas. Fuentes israelíes aseguraron que entre las víctimas figuraba un dirigente de los Comités de Resistencia Popular, una coalición de guerrilleros palestinos que propugnan la lucha armada contra Israel. Los CRP cooperan con Hamás, pero tienden a actuar de forma autónoma.
A las siete de la tarde, mientras el ministro de Defensa y el jefe del Ejército, Benny Gantz, hablaban con periodistas en el lugar del primer atentado, nuevos disparos desde territorio egipcio hirieron gravemente a dos soldados de su comitiva. "La caza de los terroristas aún no ha terminado", declaró un portavoz militar.
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