Merkel y Sarkozy decepcionan
La Cumbre franco-alemana fue otra decepción. El Eurogrupo en julio puso sobre la mesa una hoja de ruta para resolver la crisis griega y para frenar el contagio al resto de economías, pero desde entonces el contagio ha llegado a Francia y las primas de riesgo han repuntado hasta niveles previos a la quiebra de Lehman. Europa ha perdido el control y las medidas han llegado demasiado tarde. Aún no conocemos la letra pequeña de la hoja de ruta y el demonio está en los detalles.
Sarkozy anunció que anticipaba la consolidación fiscal y generó expectativas para la Cumbre bilateral con Merkel. Todo el mundo estaba pendiente de que los grandes líderes hicieran un análisis de la tensión en los mercados y anunciaran medidas concretas de la hoja de ruta. Pues en vez de medidas para apagar el incendio del edificio europeo, la agenda se centró en la estructura y la fachada. El tiempo es la variable más escasa y su gestión es la clave del éxito o fracaso. Merkel y Sarkozy han hecho una gestión nefasta del tiempo y han perdido otra oportunidad para recuperar la credibilidad perdida desde que comenzó la tragedia griega.
Han hecho una gestión nefasta del tiempo y han perdido otra oportunidad para recobrar credibilidad
La propuesta de más gobierno es positiva, pero vuelven a retomar que las leyes fiscales se incorporen en las constituciones nacionales, algo que fue rechazado por el Eurogrupo en junio, con la oposición de la mayoría de países. Merkel necesita mantener su relato de que esto es una crisis fiscal generada por Gobiernos irresponsables y que se arregla con leyes estrictas. La canciller sigue en caída libre y esa debilidad complica enormemente su liderazgo europeo. El último episodio ha sido en Schleswig-Holstein donde el candidato de la CDU para las elecciones de 2012 ha tenido que renunciar por un lío de faldas. Las encuestas abren la posibilidad de perder otro feudo conservador lo cual complicaría enormemente la reelección.
La otra señal negativa ayer para los inversores fue la negación de Merkel de la necesidad de eurobonos y que Sarkozy tragase. Merkel mantiene una semántica perversa. Su negación de eurobonos está dirigida a sus votantes, pero los inversores ya consideran las emisiones del nuevo fondo EFSF como un eurobono y los compran sin diferencial con los alemanes. Los inversores interpretan el relato de Merkel como incoherente y falto de valentía política para resolver la crisis. Hasta que los políticos europeos no le cuenten a sus votantes lo mismo que a los inversores no estaremos en condiciones de acabar con la crisis financiera.
España sigue su hoja de ruta y el Tesoro volvió a emitir letras por valor de 5.700 millones. El Tesoro no tiene vencimientos hasta octubre y mantiene un holgado colchón de liquidez por lo que estamos perdiendo protagonismo. Italia tiene que refinanciar 70.000 millones en septiembre y este es el principal riesgo de accidente financiero. No obstante, España SA debe seguir mandando señales positivas.
Con tan solo un aumento del 1% de su balance y del 5% de su cartera de bonos el BCE ha conseguido reducir más de un 1% las rentabilidades italianas y españolas lo cual es un éxito. Sin embargo, los bonos están con encefalograma plano por lo que el BCE debe continuar con la intervención. Además, los países deben tener aprobadas las medidas de flexibilización del EFSF. Los diferenciales de crédito bancario están en máximos por lo que la restricción de crédito se ha activado y es la principal amenaza de recesión en Europa. La prueba del algodón será en la primera semana de septiembre ver si la banca europea puede emitir, cuántas entidades, qué cantidad y a qué plazos.
La gestión de esta crisis está siendo nefasta y se achaca a la falta de liderazgo añorando tiempos pasados, pero no hay que fiarse de nuestra memoria. La gestión de la crisis del 92 fue igual de nefasta. Solo cuando el Banco de Francia agotó sus reservas se tomaron las medidas para acabar con ella. En 1991 cuando Mijaíl Gorbachov anunció su plan de estabilización en la aún URSS la economía se derrumbó, igual que le sucedió a Franco en 1958. Se presentó en el G-7 para pedir ayuda financiera y Bush se negó, Kolh no abrió la boca y solo recibió el apoyo de Mitterrand y Delors. Ahora de nuevo parece que serán los franceses los que lideren esto, el problema es que la participación de Alemania es indispensable. Mientras tanto, incertidumbre y volatilidad.
José Carlos Díez es economista jefe de Intermoney y profesor de Fundamentos de Economía de la Universidad de Alcalá.
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