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La nota de la deuda baja, pero los bonos suben de precio

Quizá Barack Obama se fijó en el mercado de bonos cuando saltó a escena para decir que Estados Unidos fue, es y seguirá siendo un país de triple A. "Los mercados bajan y suben. No importa lo que diga una agencia de calificación. Estados Unidos es y siempre será un país triple A", espetó. Y es que a pesar de la rebaja de la nota crediticia anunciada por Standard & Poor's, la deuda que emite el Tío Sam sigue atrayendo a los inversores, que buscan refugio en un escenario de incertidumbre económica global.

Lo visto desde el lunes en la deuda del Tesoro es toda una paradoja. Los bonos de EE UU subieron de precio tras la rebaja de su calificación, mientras el rendimiento de estos activos bajaba a mínimos que no se veían desde el punto más bajo de la crisis financiera, cuando el mercado de acciones estaba en caída libre por la recesión y las dudas sobre la banca.

La historia vuelve a repetirse, con los inversores obviado el hecho de que EE UU llama a la puerta del club de la doble A. Como señalan en el parqué, las cosas se pondrán realmente feas si Fitch o Moody's deciden seguir los pasos de su rival S&P, cuyas opiniones suelen converger por la presión de sus clientes. Pero en este momento, pesa más la crisis en Europa.

Inversión refugio

Los bonos del Tesoro de EE UU vuelven a plantearse como la mejor opción para los inversores que escapan del mercado de acciones, y buscan amparo en activos más estables. La reacción patriótica del presidente a S&P tiene, por tanto, su lógica y es en parte correcta. Incluso la doble A es una garantía para el inversor de que EE UU es una de las economías más seguras.

Y el sorprendente anuncio, después, de la Reserva Federal anticipando que los tipos de interés seguirán en la zona cero hasta al menos mediados de 2013 benefició también a la deuda emitida por el Tesoro. Pero en esta ecuación tan poco usual hay una pega. A corto plazo puede funcionar. Pero a largo, EE UU necesita resolver su problema fiscal de una forma creíble.

Si Washington no se pone de acuerdo para reducir el déficit, el riesgo que se corre es que la Fed suba tipos antes de tiempo. El fiasco vivido en el debate para elevar el techo de la deuda federal ya hizo daño a la imagen de EE UU a la hora de lidiar con estos desafíos. Por eso no puede descartarse que los inversores busquen alternativas si el Congreso no hace su trabajo.

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