Detenido un menor acusado de matar a su bebé de cinco meses
La pequeña murió al recibir un fuerte golpe en la cabeza
La tranquilidad de una tarde de agosto quedó rota el pasado lunes por los gritos desgarradores de una mujer, Priscilla, de 21 años y nacionalidad ecuatoriana, al ver a su bebé amoratada y sin respiración. Eran los chillidos que despertaron de la siesta a parte del vecindario de una céntrica calle de Parla (120.200 habitantes). La pequeña, de tan solo cinco meses de edad, fue trasladada de inmediato a un ambulatorio de la localidad, pero los facultativos no pudieron hacer nada por su vida. Los agentes del Grupo X de Homicidios han detenido al padre de la bebé, de 17 años y por tanto también menor, acusado de haber propinado el golpe en la cabeza que acabó con la vida de su hija, según informó ayer una portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
"¡No puedo creer que haya sido él!", gritó la madre al conocer el arresto
No había denuncias previas por malos tratos dentro de la familia
Los hechos ocurrieron en un piso bajo de la calle de Jaime I el Conquistador, en el centro de Parla, alrededor de las cuatro de la tarde del lunes. Hacía unas semanas que la madre había encontrado trabajo como limpiadora. Se tenía que marchar y dejó a la pequeña a cargo de su padre. A esa hora le llamó el progenitor a su esposa para decirle que algo le había pasado a la niña, por lo que le pidió que regresara cuanto antes.
Cuando la madre llegó a la vivienda, se encontró con que la pequeña estaba amoratada y que no respiraba. Estaba inmóvil. "De repente, empezamos a escuchar gritos de dolor y pidiendo ayuda. Cuando fuimos a la casa, la pequeña estaba ya muy mal. Estaba como azul", recordaba ayer el ucraniano Víctor Papeta, un vecino del portal contiguo.
La madre, de hecho, llamó a algunas viviendas próximas y pidió que avisaran a la policía, porque a ella no la respondían. También exclamaba que a su hija la habían matado, según algunos testigos.
Fueron la hermana y algunos residentes de la zona los que llevaron en brazos a la pequeña hasta un centro de salud próximo. Los facultativos solo pudieron certificar su muerte. Al lugar acudió la forense del juzgado de guardia, que no apreció signos externos de violencia en la pequeña. En un principio se barajó incluso que hubiera sido víctima de un caso de muerte súbita. Sin embargo, la autopsia desveló el martes que la muerte se produjo por un fuerte traumatismo craneoencefálico.
El padre de la menor, también de nacionalidad ecuatoriana y que carece de trabajo, huyó del domicilio familiar, en el que residía desde hacía unos meses. Acudió al día siguiente al Instituto Anatómico Forense junto con su esposa. Allí le estaban esperando los agentes del Grupo X de Homicidios, que le pidieron que les acompañara a prestar declaración en dependencias de la Jefatura Superior. Un rato después, la mujer recibía una llamada en la que le informaban de que el hombre había sido detenido. "¡No puedo creer que haya sido él!", gritó la mujer varias veces en el Instituto Anatómico.
Fuentes próximas a la familia explicaron que nunca se habían producido episodios de malos tratos del padre hacia la menor y que su actitud siempre había sido buena. No había denuncias previas. "No queremos hablar hasta que termine la investigación. Lo estamos pasando muy mal y preferimos tranquilidad", destacaron las fuentes.
El supuesto autor del crimen pasó la noche del martes a disposición de la Fiscalía de Menores acusado de ser el autor de un delito de homicidio. Fuentes municipales explicaron que el Ayuntamiento se hará cargo de los gastos del sepelio, ya que la familia no tiene dinero. Psicólogos de los Servicios Sociales de Parla han atendido a la madre de la niña, así como a la abuela. La forense ha desaconsejado la incineración del cuerpo de la menor.
El detenido, al tener 17 años, se enfrenta a una condena que oscila de uno a ocho años de internamiento para menores y a un periodo de libertad vigilada de hasta cinco años, según recoge el artículo 10.2 de la Ley Penal del Menor.
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