La percusión se apodera de Agolada
Especialistas de todo el mundo imparten y reciben clases en el rural pontevedrés
El estruendo de los instrumentos de percusión invade durante estos días la localidad pontevedresa de Agolada. Especialistas de percusión llegados de varias partes del mundo, alumnos y vecinos se mezclan en el Curso Internacional de Percusión, que se desarrolla hasta mañana jueves en esta localidad. "Entre el ambiente que hay y el ruído aquí casi nadie duerme estos días", bromea Juan Collazo, director de este encuentro que celebra su sexta edición, y que nació inicialmente en Merza, donde se habían celebrado las primeras ediciones.
Collazo forma parte del grupo de percusión gallego Odaiko, una sorprendente formación que explora sonidos que van de la música tradicional a los ritmos multiétnicos del mundo, siempre en su variante percusiva. Los miembros de Odaiko, organizadores del evento, han girado por medio mundo, desde Europa hasta China, Filipinas o Estados Unidos, y ahora les toca hacer de anfitriones para los 14 profesores de prestigio llegados de varias partes del mundo: desde Alemania a Suíza, pasando Brasil. Estos especialistas en diversas modalidades de percusión imparten clases a unos 70 alumnos. "Se puede decir que es el curso internacional de percusión más grande de Europa, entre profesores y alumnos", comenta Collazo, formado en el Conservatorio de Amsterdam, donde conoció a muchos de los músicos que pasan estos días por Agolada, a los que considera "innovadores en algunos procesos educativos de percusión". Collazo, ahora profesor en el Conservatorio de Santiago, se formó en la banda de música de su pueblo, Merza, y vivió la evolución de la percusión en los últimos años.
En Agolada se mezclan músicos de todo el mundo con alumnos ávidos de avanzar en técnicas de percusión, vecinos que lo intentan por primera vez o curiosos que llegan de casualidad. Durante el día se celebran los cursos de formación, y por las noches los conciertos programados con el nombre de Rythm ahead, donde los profesores actúan para el público como colofón a la jornada de trabajo. Las actuaciones se alternan entre la plaza del pueblo y los pendellos, unas construcciones tradicionales del siglo XVIII que han sido recuperados recientemente. "Es un pueblo muy rural, y ver un tío metido en un pendello, rodeado de artilugios raros haciendo una performance de música electrónica es una novedad incluso para mi", comenta Collazo.
Esta noche, a las 22.30, actúan el vibrafonista Jeffrey Davis y el baterista Lar Legido, en una sesión de ritmos próximos al jazz, y mañana habrá un concierto de alumnos a las 19.00 horas. A las 23.30 horas será la actuación de Odaiko, y el cierre final, una espectacular bajada colectiva de bombos para todo aquel que desee apuntarse. Con razón dice Collazo que en Agolada estos días no se puede dormir.
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