"La tristeza es parte de mí"
Contaba Scott Matthew en la presentación en Madrid de Galantry's favorite son, su tercer disco, que su dedicación profesional a la música se la debe a un encuentro casual con el director de cine John Cameron Mitchell. "Coincidí con él en una fiesta en mi barrio hace seis años. Estaba buscando alguien que interpretase a un cantautor para su segunda película, Shortbus. Ni él conocía mi música ni yo sabía quién era él. Todo empezó con una de esas preguntas de compromiso: '¿Y tú a qué te dedicas?'. Se lo conté y me pidió que le enviara unas canciones. Le encantó mi estilo y me contactó para que compusiera otras para su película. Fue fácil, no tuvo nada que ver con reuniones con representantes o cosas de esas".
"Me gusta pensar que mi música es como un amigo para otros, alguien que te escucha y te entiende"
Se recuesta en un sillón del hall de su hotel este gigante barbudo de expresión amable y maneras educadas. Su fino sentido del humor poco tiene que ver con el personaje que uno imagina al escuchar sus discos. Lo que ahí aparece es un tipo que ha sufrido tanto de desamor que lo expresa mediante canciones de desgarro y pena. "La tristeza es parte de mí. Lo interesante, la suerte que tengo, es que la naturaleza me ha dado esta voz que transmite tristeza y es exactamente el tipo de sentimientos que me interesa comunicar. Tendría un problema si quisiera ser Kylie Minogue". A pesar de todo siempre ha habido algo reconfortante y cálido en su forma de cantar. Algo sincero e irremediablemente romántico que llama la atención en cuanto se escucha. "No soy un músico. Ni pop, ni folk, ni nada. No sé leer música. Tengo una aproximación emocional a la música, nada técnico". Una tristeza que ha remitido ligeramente en su nuevo álbum. No es que sea la alegría de la huerta, pero la atmósfera de las canciones es más alegre. "Todo el mundo me lo dice y cuando lo analizo llegó a la conclusión de que he cambiado. Llevo cinco años haciendo esto y creo que me he convertido en mejor persona. Vivo de lo que me gusta, visito lugares maravillosos... obviamente, debería ser más feliz". Shortbus no repitió el éxito de Hedwig & The Angry Inch, el primer filme de Cameron Mitchell. Pero uno de los participantes en el rodaje que más ha sacado de la película ha sido Matthew, un australiano que oculta coquetamente su edad -"no se lo voy a decir, pero ya estoy en la treintena"-.
Hasta aquel momento llevaba una década viviendo en Nueva York. "Llegué en 1998, llevó allí 14 años. Mucho tiempo, sí, pero ha estado bien. Ha sido una lucha, pero esta ciudad lo es siempre y para todo el mundo. Lo asombroso es cuánto ha cambiado. Quiero decir que siempre está cambiando, pero en este periodo ha sido incluso más dramático. Hoy es mucho más cara y está copada por las grandes empresas. Por fortuna aún queda algo de ese pulso creativo, que empuja a la gente a probar cosas".
La influencia de la ciudad es obvia en el estilo de Matthew. Esa delicada tristeza que impera en su voz y sus historias de amor, siempre en primera persona ("en este disco por primera vez he intentado no hablar siempre de mí"), son hermanas pequeñas de las de otros ilustres habitantes de la ciudad como Antony and The Johnsons o Joan As Police Woman. "Joan es una de mis artistas favoritas y Antony es muy importante. Cada vez que pienso en él me emociono. Es maravilloso que esté vivo y triunfe. Ha reabierto el camino que me enseñó la música que yo oía de adolescente: empecé con standards de jazz, cosas de Chet Baker o Billie Holiday. Más tarde descubrí a The Smiths y me marcaron mucho. Todos tenían una cosa en común: su música causa un impacto en los oyentes. Eso es muy importante para mí. Me gusta pensar que mi música es como un amigo para otros, alguien que te escucha y te entiende". Asegura Matthew que por eso es un animal de costumbres. "En una vida como la mía, necesito constantes, cosas que me resulten familiares". Por eso sus tres discos han sido producidos por un amigo llamado Mike Skinner. "Sí, como el rapero británico The Streets. Siempre le digo que deberíamos poner en los discos: 'Es Mike Skinner, pero no ese". Por eso siempre le acompaña en directo su mejor amigo, Eugene. Por eso están publicados todos en el mismo sello, una discográfica alemana, Glitterhouse, especializada en músicos estadounidenses de raíz sin demasiado éxito en su país de origen. "Son como una vieja compañía, aún no preocupada por los beneficios, lo que me viene muy bien, porque mi música no da mucho dinero. Pero me dan libertad artística, y me apoyan y promocionan. Son gente honrada, algo difícil de encontrar en este negocio".
Porque el público de Matthew está mayoritariamente en Europa. Y él se ve obligado a viajar constantemente, girando a un océano de su casa. "Me encanta ir de gira, me deja exhausto, pero es maravilloso. Y lo echo de menos cuando no lo hago". En sus directos, casi siempre en salas pequeñas donde la interacción con el público es constante, su instrumento fetiche es el ukelele. Pequeño, fácil de transportar, y con un sonido perfecto para esos espacios, surge la duda de si lo usa porque es el instrumento ideal para desplazarse sin molestias. "No realmente. Empecé con el ukelele en Shortbus. Había una canción que compuse con la guitarra, pero quería que sonase más alegre. Uno de mis músicos me sugirió que probase con el ukelele y me encantó. Entonces tuve un accidente. No puedo usar dos dedos de la mano derecha. Tuve que dejar de tocar la guitarra, me apoyé cada vez más en el ukelele y se convirtió en mi instrumento". ¿Qué tipo de accidente fue ese que sufrió? "Me pegaron e intenté devolver el golpe. Fue una estupidez", explica riendo, mientras se señala como remarcando lo inimaginable que resulta verle metido en una pelea. "Me hice daño en el dedo, y aunque me operé nunca he recobrado la sensibilidad del todo. En fin... una putada".
Galantry's favorite son está editado por Glitterhouse. www.scottmatthewmusic.com. Scott Matthew actuará en Madrid (27 de septiembre), Zaragoza (día 28), Murcia (día 29) y Barcelona (día 30).
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