China toma el IVAM en agosto
Doce artistas cartografían con diversas técnicas y sensibilidades el paisaje creativo del país asiático, que aúna tradición y modernidad
El Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) sigue fascinado con la cultura china y hasta el próximo 28 de agosto vuelve a dedicar uno de sus espacios expositivos al arte moderno de aquel país asiático. Se trata de Bonsái: lo tangible y lo irreal de la naturaleza en el arte chino, una exposición que pretende "arrojar la luz sobre el arte contemporáneo chino mostrando obras en las que se combinan las técnicas y conceptos tradicionales del arte oriental con los nuevos materiales y formas de expresión de las corrientes artísticas occidentales", según explica la institución.
El cultivo de árboles y plantas de tamaño reducido, la técnica del bonsai, palabra que literalmente significa naturaleza en bandeja, es en esencia la domesticación de un paisaje de inicio salvaje para reducirlo a un tamaño manejable por el hombre. Y quizá es eso lo que ha buscado Song Kexi, comisario además de uno de los 12 artistas que integran la muestra, con el título. Resumir en una palabra el intento de los artistas de entrar en la esfera espiritual mediante la creación de un paisaje. Algo "idéntico en función a la vista de un jardín", según Song.
Hay 43 obras entre pinturas, esculturas e instalaciones
Cai Bing: "España es un lugar de colores cálidos y vitalidad"
La muestra, fruto del convenio de colaboración del IVAM con la Shanghai International Cultural Association (SICA) se compone de 43 obras muy diversas de 12 artistas chinos de primer orden, la mayoría del área de Shanghai. "Los más activos y los más creativos del arte moderno chino", en palabras del propio Song Kexi. Y abarcan técnicas como la pintura, el grabado, la escultura o las instalaciones. Pero de tal forma que, salvo por ciertos detalles que dan el sello "chino" a sus creaciones, caso de la presencia de animales tradicionales como los pandas, de ciertas tipografías orientales, almendros en flor o algún rostro de ojos rasgados, la mayoría de las obras se corresponden con inquietudes o inspiraciones comunes a artistas de cualquier otro lugar del mundo. Así, la familia alienada frente a la tele moldeada por Yuan Kan está hecha de silicona y está compuesta por papá panda, mamá panda y pequeño panda. Y Chai Yiming contrapone a base de tinta china y acuarelas sobre papel de arroz rascacielos con templos tradicionales.
"España es un lugar para soñar", resumió Song Kexi, admirador de Goya, que habló de este país como el lugar de origen de algunos de los pioneros del arte moderno: "Exponer aquí es una forma de saludar a esos artistas". Pero ellos no solo conocen el arte. En el catálogo de la muestra, la artista Cai Bing, influenciada por Tàpies, que lo mismo recrea virus que paisajes interestelares y que ha compaginado la danza moderna con el flamenco, explica que su idea de España es "un lugar de colores cálidos lleno de vida y vitalidad", al tiempo que declara su admiración por la danza, la música, el cine, los toros y el fútbol.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.