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Reportaje:GALLEGOS EN LA ESCALERA | Retratos de Xurxo Lobato

Fernández Albor, un presidente para la historia

Hay hombres que por la dimensión de sus contribuciones forman parte de la historia colectiva de todo un pueblo. Este es el caso del doctor Gerardo Fernández Albor, un hombre indispensable para comprender la Galicia contemporánea. Muchas personas conocen su labor como primer presidente autonómico de la Xunta de Galicia. Otros recordarán, sin duda, su actividad como parlamentario europeo.

Pero don Gerardo tenía ya a sus espaldas una amplia carrera como cirujano, miembro de varias sociedades médico-quirúrgicas y fundador del Policlínico La Rosaleda. Además de su actividad profesional, el doctor Fernández Albor participó activamente en una serie de iniciativas que hoy forman parte de la historia de Galicia. Proyectos, en muchos casos, pertenecientes a aquel galleguismo cultural y político que resurge a partir de los años cincuenta. Un vínculo que estableció a través de la amistad con Ramón Piñeiro y con otros intelectuales del grupo de La Rosaleda, en particular, con el doctor Domingo García-Sabell.

Fue Ramón Piñeiro quien lo convenció de la necesidad de que el galleguismo estuviese presente en todos los partidos políticos. Un argumento que sirvió para que concurriese a las primeras elecciones autonómicas de 1981 encabezando las listas de Alianza Popular por A Coruña. Gerardo había participado en la breve experiencia del Partido Popular Galego y había formado parte del grupo de opinión denominado Realidade Galega.

Por su perfil liberal, por su prestigio profesional, y por no haber tenido ningún tipo de compromiso político en el franquismo, era un candidato ideal para incorporarse a la política democrática. Fue así como el galleguismo entró en el Parlamento gallego y conquistó la presidencia de la Xunta de Galicia de la mano de Gerardo Fernández Albor. De aquel primer Parlamento, Gerardo habla siempre con emoción. Fue, de alguna manera, la culminación de un proyecto que una minoría selecta, los galleguistas, habían diseñado en los tiempos en los que la democracia era una aspiración lejana.

El doctor Albor supo trasladar a la Xunta de Galicia su bien ganado prestigio personal, inteligencia y sentido común. De esta manera, los ciudadanos vieron a la Autonomía como una institución necesaria para el progreso de Galicia. Un sentimiento que, sin duda, tuvo mucho que ver con la percepción que la gente tenía de aquel cirujano compostelano que resultó ser, además, un caballero de la política.

No se olvidó tampoco de la Galicia exterior, realizando su primer viaje oficial como presidente de la Xunta de Galicia a Buenos Aires para encontrarse con la emigración gallega, a la que prestó también máxima atención en su etapa posterior como parlamentario europeo.Promovió y presidió en dicha cámara el Intergrupo Camino de Santiago y la comisión creada para pilotar la reunificación alemana.

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Con sus aportaciones y su entrega generosa, Gerardo Fernández Albor ha contribuido a la modernización de una Galicia, integrada con toda naturalidad en España y Europa. Y lo sigue haciendo gracias a su juventud acumulada: "El que es joven", repite Gerardo, "lo es toda la vida".

Gerado Fernández Albor, en la escalera del Pazo de Raxoi.
Gerado Fernández Albor, en la escalera del Pazo de Raxoi.XURXO LOBATO

Peldaños

Santiago, 1917.

Se licencia en Medicina y Cirugía en la Universidad de Santiago.

Fundador y director del Hospital Policlínico La Rosaleda de Santiago.

Miembro del Instituto da Lingua Galega, Editorial SEPT, Sociedade de Desenvolvemento Integral de Galicia, Museo do Pobo galego y fundaciones como Penzol, Rosalía de Castro, Otero Pedrayo y Castelao.

Primer presidente de la Xunta de Galicia.

Eurodiputado de 1989 a 1999.

En la actualidad es miembro del Consello Consultivo, presidente del Consejo Consultivo del PP de Galicia, presidente de honor de Nuevas Generaciones de Galicia y presidente de la Fundación La Rosaleda.

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