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La Xunta instala una depuradora en un paraje virgen de Ons

La planta actual, estrenada hace tres años, causa olores y vertidos

En Ons, la isla habitada del Parque Nacional Marítimo Terrestre das Illas Atlánticas, las familias de colonos disponen desde hace apenas tres años de una depuradora de aguas residuales. La planta da servicio a las casas, los numerosos restaurantes que se agolpan en las inmediaciones del muelle que recibe al pasaje y, sobre todo, a los visitantes que se multiplican en los meses de julio y agosto. Su funcionamiento es deficiente -provoca olores y vertidos- y en eso coinciden tanto la Xunta como los colectivos ecologistas que vigilan la gestión pública del área natural. La solución, sin embargo, pasa por diferentes proyectos según a quién se le pregunte: mientras la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas, que dirige Agustín Hernández, ha licitado la construcción de una nueva depuradora fuera de la zona donde se agrupan las casas y planea trasladar la actual, la asociación ecologista Adega reclama que se optimice el funcionamiento de la estación que ahora da servicio a la isla.

Adega critica que se aísle del pueblo "para alejarla de los turistas"

El proyecto de la Xunta, denuncian los ecologistas, se construirá en la punta de Figueira Brava, un tramo de "costa virgen" que todavía sobrevive en la que la infraestructura necesaria para tratar las aguas negras que genera la isla en temporada alta tendrá un gran impacto paisajístico. "Se pretende ubicar en una zona de costa totalmente natural, al sur de la playa de Area dos Cans y próxima al enclave patrimonial de Laxe do Crego, por lo que la instalación de tuberías y demás elementos de la planta causaría un impacto paisajístico grave", explica el representante de Adega en el patronato del Parque Nacional, Ramsés PérezLa consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas esgrime que las obras que se ejecutarán "son las solicitadas por el propio Parque Nacional das Illas Atlánticas". "Para su diseño", subraya la Xunta, "se han seguido las indicaciones del personal del parque".

Entre estas instrucciones, destacan el diseño de las conducciones por caminos existentes para garantizar "una ocupación mínima"; la integración paisajística de la planta; la limitación del periodo de obras en épocas de reproducción y cría de la fauna del lugar; el control de la emisión de polvo y partículas para no dañar la vegetación; y la gestión "adecuada" de los residuos. Finalmente, señala Medio Ambiente, se revegetarán los taludes "para evitar procesos erosivos".

Con el traslado de la vieja estación depuradora y la construcción de la nueva, Medio Ambiente pretende dar solución al tratamiento de aguas residuales de la isla para "conseguir una menor afección a los valores ambientales, reduciendo y corrigiendo los efectos que se deriven de la actuación, así como buscar una mejor integración de las instalaciones en su entorno". Las obras suponen hacer zanjas para colocar la red de colectores con una profundidad "inferior a la habitual para reducir el impacto en el terreno", trasladar bombeos y un colector.

Pérez sostiene que la depuradora no funciona correctamente por la dejadez en el mantenimiento de la concesionaria, la falta de un suministro eléctrico constante y las grasas que se vierten a los colectores y acaban obturando la depuradora. "Se podía solucionar con una mínima campaña sobre las formas de reciclar el aceite", indica. En todo caso, son problemas, recalca Adega, que se van a repetir con una nueva estación de tratamiento.

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Desde Adega insisten en que la inversión de la Xunta en el Parque Nacional, la máxima figura de protección medioambiental en el Estado, se basa en el cemento y deja de lado la atención al entorno, aunque no concreta cifras. "La construcción de una nueva depuradora viene a demostrar que realmente en el parque se está apostando por nuevas infraestructuras en lugar de la conservación", apunta. Detrás del traslado de la depuradora, los ecologistas ven también un intento de alejar los olores y los vertidos de la zona que recibe a los visitantes.

La propia nota informativa que publicó Medio Ambiente cuando se licitó en el pasado abril la depuradora por 227.000 euros especifica que "el bombeo se encuentra en la zona más turística de la isla, por lo que se considera urgente su solución". Figueira Brava es para la Xunta el mejor emplazamiento ya que "es un punto intermedio entre las zonas pobladas del norte y del sur de la isla y así no perjudica el impacto paisajístico del entorno natural". Para Adega, sin embargo, los vertidos que se produzcan en esa área "pueden causar alteraciones ecológicas serias en esta zona intermareal".

La depuradora de Ons acabó en la isla casi por casualidad. La Diputación de Pontevedra la anunció en 2006, para evitar que las aguas residuales siguiesen acabando en el mar, y entró en funcionamiento dos años después. Los fondos salieron entonces del proyecto Deputrans, que debía servir para sanear la cuenca del río Miño. El proyecto preveía ya entonces una cámara de retención "porque la isla no dispone de corriente eléctrica durante las 24 horas" y prometía que la tecnología "muy avanzada" de la depuradora prefabricada no produciría "lodos, malos olores o ruidos". Adega apela ahora a la presumida austeridad de la Xunta para que se optimice la estación actual "en lugar de gastar el dinero en una nueva, que va a funcionar medio año, solo para alejarla de las narices de los turistas".

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