"Antes del Mundial, ya tenía claro que ganábamos"

Sergio Busquets (Badia, Barcelona; 1988) llegó a Sudáfrica con una bufanda del equipo en la maleta, convencido de que era la hora de España. Indiscutible para Del Bosque, el medio del Barcelona sufrió como nadie la derrota en el estreno ante Suiza, porque desde diversos sectores se pidió su cabeza. Lo superó con la misma madurez con la que juega, Del Bosque le defendió a capa y espada y terminó siendo, seguramente, el más regular de los jugadores españoles aunque los focos mediáticos nunca le busquen. Antes de marcharse de vacaciones recordó el inolvidable Mundial de Sudáfrica.

Pregunta. ¿Cómo se enteró de que iba al Mundial?

Respuesta. Estaba con mis padres y sabía que daban la lista, así que busqué en Internet. Era habitual en las convocatorias, pero hasta que no lo ves, tienes dudas.

"Siempre hay debate. Se señala a alguien y me tocó a mí, el que menos nombre tenía"

P. ¿Y en una situación así en qué piensa uno?

R. En que los Mundiales los había visto por la tele, para mí era ese torneo que ganaba siempre Francia o Brasil.

P. ¿Preparó especialmente el torneo con Del Bosque?

R. No, fue todo muy normal. Creo recordar que en Murcia nos sentamos el míster, Xabi Alonso y Xavi y yo, y nos dijo unas cuentas cosas. Pero llevábamos jugando muchos partidos juntos, lo teníamos claro.

P. Y llegó Suiza y, zas, la primera en la frente. ¿Qué recuerdo guarda de aquel día?

R. Que tuvimos muchas ocasiones. Xavi dijo que fue un accidente y tiene razón. Jugamos bien, no excelente, porque hubiéramos ganado, pero jugamos muy bien.

P. Lo más duro fue el día de después. ¿Cómo lo vivió?

R. Mal, porque a mí no me gusta perder ni cuando juego con mi ahijado. Recuerdo que había una excursión montada a una reserva de animales y no fui.

P. ¿Y las críticas que recibió cómo le afectaron?

R. Tú sabes si juegas bien o mal. En mi cabeza estaba que habíamos jugado bien y no había tiempo para lamentarse. Siempre hay debate, se señala a alguien y me tocó a mí. No sé, era el más joven, el que menos nombre tenía y un sector me señaló. No le di más importancia.

P. ¿Se enteró de que Del Bosque dijo que si volviera a nacer futbolista quería ser Busquets?

R. Sí, porque los compañeros me hicieron mucha coña. Pensé que lo hacía como un apoyo más y por cerrar el debate y le agradecí el gesto. Está claro que el míster algo especial debe sentir por mí porque me llevó a la selección.

P. ¿Cómo salió España de la derrota con Suiza?

R. Teníamos ganas de que llegara Honduras para olvidarlo. Y eso hicimos. Jugamos peor y ganamos.

P. ¿Vivió el día antes de la final especialmente tenso?

R. No, fuimos a dar una vuelta por un parque y después de comer me eché a la siesta. Duermo antes de los partidos sin problemas.

P. ¿Se puede dormir antes de un partido en un Mundial?

R. Sí, sin problemas. Luego meriendas, bus... Recuerdo mucho el camino a los partidos. Iba sentado siempre atrás con Xavi y Puyi. Puyi escuchaba música y Xavi y yo hablábamos mucho. Con Xavi hablo mucho, en el campo también. Después de los partidos cuesta más dormir.

P. ¿Lo peor del Mundial fue la concentración?

R. Se hace larga, pero lo pasamos bien. Íbamos mucho al club de críquet, jugábamos a la consola... También jugaba al ping-pong con Mata, con Llorente. Había mucho nivel. Yo juego bastante porque en el cole hice ping-pong. Me gusta. Les gané siempre, claro. Lo peor del Mundial fue que en cada entrevista me decían: "Tú hace dos años estabas en Tercera". ¡Cada día! Y yo pensaba: "Sí, y hace uno comiéndome un plato de espaguetis".

P. ¿Su mejor partido fue el de Alemania?

R. Fue nuestro mejor partido, no sé si el mío. Porque eran unas semifinales y ellos son muy buenos. Ninguno fue fácil, pero si pienso en un partido, me quedo con ese y con la final, claro.

P. ¿Qué recuerda de la final?

R. Todo. El paseo de la mañana, la visita de mis padres, que llegaron a Johanesburgo ese día, que desde el túnel solo veías césped y la Copa... Estaba ahí, reluciente, era imposible no mirarla. Dicen que trae mala suerte, pero a mí me daban ganas de jugar, ganar y levantarla.

P. ¿Qué sintió cuando lo hizo?

R. Estaba al lado de Xavi, tenía a Iker a la derecha y pensé que era protagonista de una foto que había visto muchas veces. Pensé que el sueño se había hecho realidad. Cuando me llegó a las manos, vi que pesaba mucho más de lo que imaginaba. Y fui muy feliz.

P. En el gol de Iniesta se abraza con Casillas, ¿por qué?

R. Porque estaba en el medio campo y no había nadie a mi alrededor. Iker lloraba... y me puse a llorar. Pero enseguida pensé que quedaban cinco minutos, y que me tenía que centrar.

P. ¿De dónde sacó la bufanda del Badia que enseñó en la celebración?

R. La llevé yo a Sudáfrica. Es una bufanda que me regalaron mis tíos Javi y Juan. La cogí de mi habitación porque estaba convencido de que íbamos a ganar el Mundial... Lo sabía antes de viajar, lo sabía el día de Suiza y no tenía ninguna duda antes de la final. Sobre todo cuando nos metimos en la final, porque siempre he tenido claro que las finales se ganan, no se juegan.

P. ¿Qué guarda en casa como recuerdo del Mundial?

R. Una réplica de la Copa en pequeño que nos dio la federación. La medalla está en un banco. Y tengo en el comedor dos botellitas de arena que me regaló mi hermano. Y una vuvuzela.