"Estoy orgulloso de este equipo"

Una hora y media antes de que los semáforos se apagaran, Fernando Alonso ya se había enfundado el mono rojo de Ferrari y se había colocado el casco. La ocasión lo merecía porque ni siquiera a él se le presentan muchas oportunidades de ponerse al volante de un bólido como el 375 F1, propiedad de la colección privada de Bernie Ecclestone, el modelo que empleó José Froilán González en el Gran Premio de Gran Bretaña de 1951, la cita que abrió el palmarés de Ferrari en el mismo escenario que ayer acogió la última. Inmediatamente después de bajar del 150º Italia, Alonso recibió la felicitación de su jefe, Stefano Domenicali, a quien levantó en brazos en una imagen muy ilustrativa del peso que ambos se acababan de quitar de encima. Con este triunfo, Alonso pega un doble salto en la clasificación general, desbanca a los dos pilotos de McLaren y se coloca el tercero, a solo 12 puntos de Webber pero a 92 de Vettel, una galaxia de distancia.

"Estoy muy orgulloso de este equipo y de nuestra recuperación. Hace tres o cuatro carreras íbamos 1,5 segundos más lentos que Red Bull, y hoy hemos podido liderar la carrera y marcharnos", recalcó Alonso al término de la prueba. "Como es sabido, En la primera parte del campeonato tuvimos un problema con el túnel de viento, que nos daba unas lecturas erróneas acerca de las piezas que probábamos. Pero en los últimos grandes premios, todas las mejoras que hemos introducido han funcionado perfectamente. Eso es una buena noticia, ya no solo para este año sino también para el futuro", argumentó el piloto asturiano, que no quiso elucubrar qué tipo de carrera se habría dibujado si Vettel no se hubiera quedado bloqueado en el segundo cambio de neumáticos. "Por supuesto que todo se hubiera complicado más porque le tendría que haber adelantado en la pista, pero uno nunca sabe", convino.

Tampoco quiso extenderse a este respecto el alemán, que suficiente trabajo tenía con devolver las pullas que le lanzaban por haber recibido el capote de su equipo a última hora. "Hubiera sido una carrera muy dura porque Ferrari ha demostrado tener mucho ritmo. Eso hay que respetarlo y tenerlo en cuenta. No creo que sea justo decir que terminamos segundos debido al error en el taller. Fernando ha sido muy competitivo y hubiera sido un camino muy largo hasta la bandera de cuadros", argumentó Baby Schumi.

Alonso lo hizo todo bien. En las primeras vueltas de la carrera, con la pista aún medio mojada, condujo a medio gas y hasta se dejó adelantar por Hamilton (vuelta 15), para no quemar demasiado las gomas intermedias y después, ya con las lisas y el cemento seco, comenzar a sobrevolar Silverstone al volante de un bólido más afilado que nunca. Ferrari desplazó a Gran Bretaña un arsenal de piezas nuevas. Alerones (delantero y trasero), un fondo plano y unos escapes distintos, y lo más importante: unas nuevas suspensiones que comenzaron a probar hace un mes, en los ensayos del Gran Premio de Canadá, y que permiten que el 150º Italia no penalice cuando calza los neumáticos duros, esos que le dejaron en evidencia en Montmeló.

El progreso del monoplaza italiano, en cualquier caso, deberá confirmarse dentro de dos semanas, en el Gran Premio de Alemania, donde la reglamentación referente al kafkiano galimatías de los difusores soplados volverá al punto de partida. Después de mil reuniones, otras tantas decisiones e infinitas rectificaciones, la FIA se lavó las manos, se echó a un lado y dejó la decisión en manos de los equipos, que finalmente se pusieron de acuerdo y concretaron, a última hora, la eliminación de cualquier medida restrictiva en el caudal de gases que los escapes pueden dirigir hacia el difusor. "Esta situación no era buena para nadie, por eso creo que es importante pasar página. Aunque no este a favor del procedimiento, prefiero mirar hacia delante", desveló Domenicali, máximo responsable de la Scuderia.