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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una mirada particular

El bailarín y coreógrafo de danza butoh Andrés Corchero celebra sus 25 años de trayectoria profesional con el estreno de Odori Gokoro, un poético y emotivo espectáculo en el que rinde homenaje a dos sus profesores: Kazuo Ohno y Min Tanaka, los grandes maestros de la danza japonesa butoh, que el público de Barcelona descubrió y aplaudió en pasadas ediciones del Grec.

Honestidad, riesgo e inteligencia esculpen los trabajos de este creador. Son trabajos íntimos, elegantes y herméticos, de un gran calidad en el gesto y puesta en escena, pero que gustan a un público minoritario. Especialmente aquellos en los que Cochero baila únicamente, como es el caso de Odori Gokoro. Sin embargo, en otros trabajos en los que ha utilizado la palabra y la música en directo ha conseguido obras inolvidables, que han llegado al gran público, como son su primer trabajo, titulado A un poeta futuro, con Feliu Formosa, quien recitaba versos de Gil de Biedma; A modo de esperanza, con el compositor y pianista Agustí Ferández, y el intenso Innovacions, en el que a la colaboración de Fernández se sumó la del cantante Miguel Poveda interpretando versos de algunos de los mejores poetas catalanes.

ODORI GOKORO

Compañía Raravis. Dirección, coreografía e interpretación: Andrés Corchero. Artistas colaboradores: Hisako Horikawa, Oguri y Rosa Muñoz. Escenografía: Sebastià Brossa. Iluminación: Andrés Corchero y Llorenç Parra. Música: Joan Saura. Diseño de vestuario: Caterina Pérez.

Mercat de les Flors. Sala Pina Bausch. Barcelona, 8 de julio

En Odori Gokora los protagonistas absolutos son el gesto interiorizado y la expresiva, hasta el dolor, mirada de Corchero. Es una pieza de una profunda fuerza en la que el autor realiza un viaje íntimo sobre su experiencia con los dos grandes maestros de danza butoh, Ohno y Tanaka, cuya voz se escucha y de quienes se proyectan imágenes. Corchero se muestra como un aprendiz. Humilde y curioso, inicia un interesante camino que le llevará a Japón. Sus compañeros de viaje son un saco de arena y una estructura de madera, hogar y cama a la vez. A lo largo de la obra abundan los fragmentos visualmente bellos, si bien incomprensibles para el gran público, pero que hipnotizan a sus admiradores. Para este trabajo Corchero ha contado con la colaboración de los coreógrafos japoneses Hisako Horikawa y Oguri, y de la española Rosa Muñoz, con la que dirige su compañía Raravis.

Nunca es tarde para descubrir el magnetismo de la danza butoh. Este espectáculo puede verse hasta el 13 de julio.

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