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Reportaje:

La crisis sacude Ortigueira

Los recortes presupuestarios y la lluvia deslucen el multitudinario festival

La crisis ha forzado al Festival de Ortigueira a apretarse el cinturón. La XXVII edición de esta cita multitudinaria con la música folk arrancó el jueves anos fuelle que otros años. Hay menos artistas en nómina, menos conciertos y menos público en el festival celta más gallego de la última década, con Luar na Lubre como plato fuerte de esta noche. El grupo chileno Riveira, una de las bandas invitadas por la organización, renunció a actuar porque los siete músicos desde Valparaíso.

Que la crisis sacuda el largo idilio de Ortigueira con la gaita no es nada nuevo. El festival tiene 33 años de historia pero únicamente ha celebrado 27 ediciones. Arrancó espontáneamente un 30 de julio de 1978 en los foles de la Escola de Gaitas de Ortigueira, que tocaban de bar en bar poniendo a danzar a todo el pueblo a golpe de muiñeira. La falta de fondos les obligó a guardar silencio durante seis años entre 1988 y 1994. El primer festival costó un millón de las antiguas pesetas (6.000 euros) y acudieron 9.000 personas. Este año, manejan 500.000 euros y esperan 90.000 visitantes, aunque por las calles parecen muchos miles menos. Los recortes se notan incluso en el ambiente, cuajado de nubes grisáceas. Ayer se contaban más paraguas que gaitas.

"Este año es celta hasta el tiempo", bromea el dueño de un bar
Una banda chilena invitada renunció a actuar porque no le costearon el viaje

"Este año es celta hasta el tiempo: cerrado de niebla, con viento y lloviznando", bromea el dueño de un bar, preocupado por el notable bajón de las ventas en un año especialmente difícil para el sector. Santiago Villasuso, propietario de la cafetería Alameda, cuenta que los hosteleros esperaban el festival con "más prisa" que otros años para tratar de remontar unos meses nefastos. "Antes se vendía más alcohol, ahora la gente que viene bebe menos pero quiere comida caliente", apunta.

El gobierno local, del PP, también aprovechó el festival para crear una bolsa de contrataciones temporales que empleó a los vecinos parados en tareas de limpieza y mantenimiento para acondicionar una villa de 2.000 personas ante la avalancha folkie. "La organización se volcó pero el primer patrocinador, la Xunta, racaneó el dinero y no se pudo hacer más", explica Villasuso. Opina que los exámenes del Plan Bolonia les restaron público, y en la misma lista de inconvenientes coloca "los Sanfermines, el clima y la crisis".

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Con todo, Ortigueira es el festival más popular y concurrido de Galicia y presume de ser "el más económico de España". Arrastra a un público fidelísimo y variado, que predica y practica la convivencia armónica compartiendo sin remilgos duchas, tiendas y bebidas espirituosas, mientras los voluntarios de Lazos reparten entre la comuna unos 5.000 condones para prevenir el Sida.

Una marea de tiendas Quechua de colores plagada de veinteañeros en pleno botellón diurno bajo sus toldos inunda el pinar de Morouzos, la zona de acampada libre. A diferencia de otros años, todavía quedan huecos libres a pie de playa. Las infinitas colas en los supermercados y los baños públicos han desaparecido y acompañar un bocadillo con cerveza ya no es misión imposible.

En lo esencial, Ortigueira mantiene su filosofía gratuita pese a los ajustes pecuniarios. Con medio millón de euros, el ayuntamiento ha montado un festival de cuatro días y tres noches de conciertos con 15 grupos de siete naciones atlánticas (Bretaña, Canadá, Escocia, Irlanda, Inglaterra, Estados Unidos y Galicia) compartiendo un único escenario anclado en el puerto. El festival arrancó el jueves con dos bandas noveles en liza por lograr un pasaporte directo a la próxima edición que se llevó Stolen Notes. Ayer por la noche, el oficio de Berrogüetto se encargó de poner a danzar a los folkies a golpe de 'Kosmogonías', su quinto álbum.

La veteranía de Luar na Lubre regresa esta noche al escenario traspara festejar sus 25 años de historia con "Solsticio", inspirado en la lírica galego-portuguesa del medievo. La banda de Bieito Romero es la embajadora de un festival que ha proclamado la edición del 2011 como el "Año de la música de Galicia".

La organización ha programado un concierto didáctico en la plaza Isabel II a cargo del John Joe Kelly trío paraespera a los conciertos de la noche. Actuará Rua MacMillan, el eclecticismo musical de The Elders (EE.UU) y el carisma de Searson, tres hermanas canadienses que han fusionado el sonido celta y el zapateo irlandés con influencias del pop y el country.

La crisis también ha vaciado la última jornada del festival de conciertos y contenidos. Mañana a mediodía, por las calles de la villa únicamente desfilarán las bandas de gaitas cumpliendo a rajatabla una vieja tradición que este año pone fin a un festival constreñido por los rigores presupuestarios.

Tiendas de acampada en Morouzos, en el Festival Internacional de música celta.
Tiendas de acampada en Morouzos, en el Festival Internacional de música celta.ÓSCAR CORRAL

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