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Feijóo inaugura el parque rupestre que proyectó Fraga

Los expertos lamentan la inexistencia de un catálogo de petroglifos en Galicia

Pocos vecinos de Campo Lameiro recuerdan una comitiva de vehículos oficiales tan nutrida como la que ayer a mediodía invadió esta pequeña localidad del valle del Lérez, con 2.000 habitantes censados. Pero ayer se inauguraba, diez años después del primer anuncio solemne del entonces conselleiro de Cultura de Fraga, Jesús Pérez Varela, el Parque Arqueolóxico de Arte Rupestre de Campo Lameiro. Xunta y Gobierno central han invertido 7,2 y 2,8 millones de euros, respectivamente, y al acto acudieron una decena larga de responsables políticos, con el presidente del Gobierno autónomo, Alberto Núñez Feijóo, a la cabeza. Conscientes de ello y quizás por temor a que los chóferes de las autoridades se perdiesen por el camino, una decena de empleados con chaleco del Ayuntamiento se apostaron en las sucesivas curvas del último kilómetro del acceso al recinto, mostrando la ruta a los coches.

La primera gran actuación de la Rede Galega de Patrimonio Arqueolóxico, de la que también formarán parte sendos centros en San Cibrao de Lás (que versará sobre la cultura castrexa), Costa da Morte (los megalitos) y Lugo (la romanización), consiste en primer lugar en una ruta de senderismo por entre los petroglifos del yacimiento, uno de los más importantes de Europa por número y antigüedad y que la Xunta quiere que sirva como centro neurálgico del estudio del arte rupestre. En el paseo, Feijóo preguntó al director del centro, José Manuel Rey, si la Laxe dos Carballos, una roca de tres por tres metros con petroglifos que representan escenas de caza, era "la más valorada" de la zona.

Tras la marcha, la procesión se dirigió a la otra gran pata del parque, su centro de interpretación. Se trata de un edificio de dos plantas y 3.500 metros cuadrados de superficie cuyo segundo piso albergará, según explica el folleto informativo que facilitó ayer la Xunta, un centro de investigación y documentación de petroglifos, una biblioteca, un archivo, un laboratorio, salas de investigación, aulas y seminarios. Todo ello sobre una planta baja plagada de paneles informativos, pantallas táctiles y la reproducción de una choza de la edad de Bronce.

En su discurso de inauguración, el alcalde, Julio Sayáns (PP), que esta legislatura cumplirá su tercera década como regidor, recordó a los en torno a 300 visitantes, muchos de ellos vecinos convocados por carta personal del consistorio, cómo en los noventa peleó ante Manuel Fraga para que hiciese algo con el enclave. Feijóo, por su parte, citó a Lévi-Strauss y definió el parque como el "Pórtico de la Gloria de los petroglifos". A continuación se dio paso a la pulpada.

Ninguno aludió a una de las grandes críticas de los expertos académicos en arte rupestre y prehistoria de Galicia: en la comunidad no existe un catálogo exhaustivo de los numerosos yacimientos arqueológicos -unos 15.000- que trufan su geografía. Ni siquiera en Campo Lameiro están registradas todas las muestras de arte prehistórico.

"Se está haciendo. No se puede hacer del todo porque cada día van apareciendo más", justificó el conselleiro de Cultura, Roberto Varela, que dio alguna pista sobre en qué consistirá la conexión entre la red arqueológica y la Cidade da Cultura, anunciada por él mismo el pasado año. "Será con la exposición Gallaecia Petrea, que es el primer gran proyecto que tenemos en mente para la apertura del centro de exposiciones y el Museo de Galicia", anunció. "Esto es un punto de llegada, no de partida", abundó Rey, que no avanzó proyectos concretos.

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Para Antonio de la Peña, conservador de fondos arqueológicos del Museo de Pontevedra, se ha empezado la casa por el tejado. "Tenemos el síndrome de la Cidade da Cultura. Queremos hacer grandes cosas y que se note, es algo muy de políticos", comenta. "Lo lógico habría sido realizar un inventario global de arte rupestre para saber qué tenemos y en qué condiciones y una vez valorado proceder a su socialización". Más enérgico es Xosé Lois Vilar, historiador y miembros del Instituto de Estudos Miñoranos. "Países como Suecia o Francia con una economía saneada pueden permitirse este tipo de centros, pero en Galicia el estado de los petroglifos es lamentable. El inventario se podría hacer por la décima parte de lo que costó esto", protesta

Parque Arqueolóxico de Arte Rupestre de Campo Lameiro, con el petroglifo Laxe dos Cabalos en primer término.
Parque Arqueolóxico de Arte Rupestre de Campo Lameiro, con el petroglifo Laxe dos Cabalos en primer término.CARLOS PUGA

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