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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Aranjuez llora a sus jóvenes

El exceso de velocidad, posible causa del accidente de tráfico con tres fallecidos

Juan Diego Quesada
Un grupo de chavales observa el sitio en el que se produjo el mortal accidente.
Un grupo de chavales observa el sitio en el que se produjo el mortal accidente.CLAUDIO ÁLVAREZ

El coche era nuevo. Un Volkswagen Golf de mucha potencia que había sido matriculado hace 20 días, concretamente el 11 de junio. En él viajaban los tres jóvenes que volviendo de una fiesta la noche del domingo perdieron la vida al caer por un terraplén, a unos cientos de metros de la entrada al empedrado histórico de Aranjuez. Un cuarto ocupante permanecía anoche ingresada en estado muy grave en la UCI, mientras que otra chica se recuperaba de sus heridas. El suceso ha ensombrecido el ánimo de una ciudad entera.

Acabada la fiesta, los jóvenes se dirigían al centro del municipio. Es un trayecto muy breve, de apenas unos kilómetros. Por el camino, un testigo cuenta que vio el coche yendo de aquí a allá en la carretera, la M-305, sin control y a mucha velocidad, hasta que lo vio caer por uno de los lados. Eran las 21.50 del domingo. Lo hizo con mucha violencia sobre un descampado que anoche continuaba lleno de restos del vehículo y de las gasas que habían utilizado los servicios de emergencia durante el rescate. La totalidad de los que viajaban salieron despedidos tras el golpe, alguno incluso a más de 50 metros de donde se había quedado clavado el coche. Se baraja la posibilidad de que no llevasen el cinturón de seguridad.

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Conmocionados por el accidente, centenares de personas acudieron ayer a los tanatorios donde se velaban a los tres jóvenes.Los chicos eran muy conocidos en Aranjuez. El tanatorio situado en el polígono industrial Gonzalo Chacón fue un ir y venir de gente durante todo el día. Ahí se velaban los cuerpos de dos de las víctimas, Juan Antonio Talavera, de 21 años, y Rubén Villareal, de 20. Eran muy amigos entre sí. Juan Antonio, el posible conductor, era nieto de Antonio Talavera, el cronista gráfico oficial de la villa, un hombre muy vinculado al deporte de la natación. Fue uno de los fundadores de un club de este deporte. Además, el padre del fallecido es jefe de recambios en una fábrica de coches.

Igual de concurrido fue el velatorio de Macarena Jiménez, de 18 años cumplidos el mes pasado. Ella viajaba en ese coche recién estrenado con dos amigas, una de ellas vive en Ontígola, de las que nunca se separaba, según los amigos que las conocían.

El caso es que los cinco jóvenes coincidieron el domingo en la misma fiesta, una que se celebraba en el salón de bodas Las Fuentes. El encargado del local cuenta que alquiló a unos particulares la carpa mientras él y sus trabajadores mostraban el menú de degustación a 15 parejas que meditan celebrar su enlace en este lugar. "Fue una fiesta muy organizada en una carpa que tenemos aquí al lado, una cosa independiente. Había disc-jockey y personal de seguridad en el acceso", cuenta el encargado. La entrada costaba 35 euros. El guateque duró todo el día.

Al anochecer, los jóvenes enfilaron la carretera camino del centro de la ciudad. Ahí es cuando un hombre vio el coche en el que viajaban a toda velocidad y haciendo zig-zag en mitad de la calzada. Después dio bandazos de izquierda a derecha y acabó cayendo por un desfiladero lleno de maleza. Los cinco salieron despedido. A 50, 30 y 20 metros del coche, lo que da una idea de lo violento que fue el impacto. La Guardia Civil investiga todas estas circunstancias.

La primera persona que avisó a la policía fue José Manuel Figueroa, el encargado del restaurante La Ruta del Sol. En ese instante, las 21.43, estaba sirviendo en las mesas que tiene desplegadas en la terraza. "Escuché un ruido de frenazo y de colisión y después el golpe. Tremendo. Se veía desde el primer momento que era un accidente y llamé a la policía. Aquí puede usted comprobarlo", señala mientras enseña las llamadas enviadas desde su móvil. De hecho, acababa de visitar al padre de una de las víctimas el propietario de una imprenta, amigo suyo. "La chica preguntó por su amiga en el hospital y para no asustarla en un primer momento no le desvelaban lo que había ocurrido. Pero ella dijo que había visto a su amiga (Macarena) tendida en el suelo, la había llamado varias veces y no le contestaba. Sabía que estaba muerta", añade Figueroa.

La conmoción en toda la ciudad es evidente. Dos mujeres bajaban del coche en un aparcamiento cercano al tanatorio y se dirigían a dar el pésame a los padres de los jóvenes muertos. ¿Familiares? ¿Amigos? "No, vimos el accidente por la noche pero no sabíamos muy bien qué había ocurrido. Esta mañana he escuchado en la radio donde explicaban que apenas eran unos críos. Me ha dolido en el alma", explicaba una de ellas. Las dos son cocineras, de nacionalidad marroquí, y trabajan en El corral de la abuela, un restaurante cercano a donde se produjo el siniestro. Estaban ahí para dar su apoyo a las familias. Más allá, dos amigos con gafas oscuras no podían aguantar el dolor. "Yo no fui a la fiesta porque me parecía cara. No me puedo creer lo que ha ocurrido. Es un cúmulo de desgracias. Los que les conocíamos estamos hundidos", señalaba uno de ellos sin poder reprimir su rabia.

En el lugar del accidente, el segundo viraje tras salir de una rotonda con límite de velocidad a 90 kilómetros por hora, estaba por la tarde muy concurrido por coches llenos de jóvenes que querían ver con sus propios ojos los restos de la tragedia. "¿Por aquí cayeron?", preguntaba uno. "Sí, por ese lado no hay quitamiedos", opinaba otro. Los adolescentes se paseaban por el descampado llevando la mano un parachoques, una toalla, una radio con su caja y todo. Son los restos de una tragedia que han puesto de luto a un pueblo al completo.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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