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Entrevista:DESAYUNO CON... CAMERON SINCLAIR

"La arquitectura ha de tener ética y ser sostenible"

Cameron Sinclair acude al bar de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC) con su portátil y no pide nada para desayunar. Al poco explica que cuando jugaba al Lego no le gustaba construir casas, sino barrios, que estudió Arquitectura en Londres fascinado por la herencia del grupo vanguardista Archigram, y que redactó la tesis doctoral sobre los refugios sostenibles para indigentes en Nueva York.

La responsable de prensa se encarga de que le llegue el desayuno -café con leche, zumo de naranja y cruasán-, pero Sinclair muestra mucha más pasión por explicar que cuando tenía 27 años, hastiado de muchos de sus colegas, creó Arquitectura para la Humanidad, una ONG que ofrece soluciones de emergencia cuando se producen catástrofes naturales en cualquier punto del planeta.

Su ONG ha levantado viviendas en más de 30 países que han sufrido catástrofes

El primer año recaudó 700 euros y, en 2010, una década después, más de cinco millones, procedentes de donaciones de ciudadanos anónimos, empresas y fundaciones. Y de los ingresos que percibe por explicar su proyecto. Intervino en el último Foro de Davos y poco antes pasó por primera vez por España para impartir un máster internacional de cooperación en la UIC de Barcelona. "Convencer a un arquitecto de lo que hacemos es genial, pero convencer a un gobernante es mucho mejor", dice.

El café con leche se le enfría y apenas bebe un sorbo del zumo mientras continúa explicándose. "El arquitecto no es una persona fundamental en el lugar de la tragedia hasta el cuarto mes. Nosotros vamos con el compromiso de quedarnos cuatro años". Durante su más de una década de vida, Arquitectura para la Humanidad ha intervenido en más de 30 países y ha sido reconocida internacionalmente por participar en la reconstrucción de Haití, la zona asolada por el terremoto de Chile o el área arrasada por el huracán Katrina, donde se comprometieron a levantar una decena de casas y acabaron edificando 772. Y todas por menos de 100.000 euros. Él es el mediador con las organizaciones internacionales y solo se comprometen con los proyectos que pueden asumir a cambio de que se implique a las gentes del lugar. Por eso, dice, han creado 30.000 puestos de trabajo en los últimos tres años y han rechazado el 60% de los encargos.

En la ONG solo hay 12 personas en plantilla, pero ahora colaboran con ellos 50 arquitectos en 18 países y 45 proyectos. "Esto no es una empresa normal que irá mejor cuanto más trabaje. No somos perros que pedimos agua". La ONG no tiene logo ni firma sus construcciones y el lema que aparece en su web es "¡Estúpidos, no!". Sinclair sigue sin probar el cruasán porque ahora está dándole vueltas al estado de la profesión.

"Los arquitectos han olvidado el respeto a su trabajo. Se pasan el tiempo hablando de que nadie les comprende o de los edificios fantásticos que han hecho", inquiere, entre sorbo y sorbo del café con leche. El modelo de Dubái, añade, es un fracaso porque "en cada esquina hay un edificio de firma, pero construido por inmigrantes con sueldos de miseria. La arquitectura ha de ser ética, sostenible y debe cumplir una función social", remata. El cruasán se queda como llegó.

La ONG de Sinclair no tiene logo ni firma sus edificios.
La ONG de Sinclair no tiene logo ni firma sus edificios.TEJEDERAS

Cafetería de la UIC (Barcelona)

- Dos cafés con leche.

- Un zumo de naranja.

- Un cruasán y un donut.

Invitaciónde la Universidad.

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